Telefónica Telefónica España y los sindicatos han alcanzado un acuerdo para comenzar, a partir del 1 de julio, la implantación progresiva de la reducción de la jornada laboral para los empleados incluidos en el Convenio de Empresas Vinculadas (CEV). El objetivo es llegar a una jornada semanal de 36 horas en 2026, partiendo de las 37,5 horas actuales.
Este cambio se realizará de manera gradual, disminuyendo media hora por año: en 2024 la jornada será de 37 horas semanales, en 2025 será de 36,5 horas, y finalmente en 2026 se alcanzarán las 36 horas.
Claves de la decisión
El sindicato mayoritario en Telefónica, UGT, destacó en un comunicado que este acuerdo representa un cambio social significativo, estableciendo un hito en las relaciones laborales en España. La reducción de la jornada laboral semanal para toda la plantilla del CEV de Telefónica en España, consolidará una mejora sustancial en la calidad de vida de los trabajadores. UGT afirmó: “Esta medida es un reflejo de nuestra visión de un futuro laboral más equilibrado y, unida a otras como la flexibilidad y ampliación del teletrabajo, la deslocalización o el smartwork como nuevas formas de trabajo, tendrá un impacto positivo en la motivación de la plantilla”.
La decisión de reducir la jornada laboral está enmarcada dentro de los acuerdos firmados por Telefónica a finales de 2023 en relación con el nuevo convenio, el cual también incluyó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Este ERE resultó en la salida de más de 3.400 empleados de las principales filiales nacionales de la compañía: Telefónica España, Móviles y Soluciones.
Al detalle…
La reducción de la jornada laboral es vista como un paso adelante en la conciliación de la vida laboral y personal, situando a Telefónica a la vanguardia de las prácticas laborales en España. UGT subraya que la medida, junto con otras iniciativas como la ampliación del teletrabajo y el smartwork, está diseñada para fomentar un entorno laboral más flexible y motivador.
Este avance en las condiciones laborales de Telefónica es un ejemplo de cómo la colaboración entre empresa y sindicatos puede dar lugar a mejoras significativas en el bienestar de los empleados, estableciendo un nuevo estándar en las relaciones laborales en el país.
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