Biofuels: de la sartén al depósito

Los biocombustibles ganan terreno ante el retraso de una electrificación con muchas incógnitas y unos precios demasiado altos. La economía circular se erige como una solución viable para el transporte del futuro

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Muchos conductores no lo saben, pero en su depósito de combustible ya hay más de un 10% de combustible que no sale del petróleo, sino de su sartén. Los biofuels ganan fuerza en las estaciones de servicio españolas y pueden ser una alternativa viable y barata para reducir las emisiones de CO2.

Brasil ha sido hasta ahora el país pionero en el uso de biocombustibles. Desde hace más de 30 años ha impulsado la producción de etanol (alcohol), tomando como base la caña de azúcar, y desde 2003 se han generalizado los vehículos que circulan con este combustible en mayor o menor porcentaje (E100, E20 o E25). Las calles de las ciudades brasileñas no huelen a humo, sino a alcohol. En 2003 se vendieron en Brasil unos 40.000 automóviles con tecnología flex (otros combustibles y etanol); en 2023 fueron más de 1,5 millones de turismos y casi 265.000 comerciales ligeros, más del 65% de todas las ventas de vehículos en el país el pasado año.

Fiat fue la marca pionera en lanzar un modelo movido por etanol, el Fiat 147 de 1978. Ahora acaba de presentar la versión híbrida de sus actuales modelos de más éxito en el país, el Fiat Pulse y el Fastback, una tecnología que combina la propulsión eléctrica e híbrida con biocarburantes, en Brasil, obviamente, el etanol. En breve, Toyota prevé lanzar también en el país versiones biohíbridas.

Brasil se reparte con Estados Unidos el primer puesto del podio como fabricante mundial de etanol para combustible, pero el brasileño es más eficiente porque procede de la caña de azúcar, mientras que en Estados Unidos lo hacen con maíz. Brasil es, además de pionero, un gigante en la producción de biocombustibles con una política clara de sostenibilidad desde hace décadas. En 2023 produjo 35.400 millones de litros de etanol, un 15,5% más que el año anterior, 7.500 millones de biodiésel y 74,9 millones de m³ de bioetanol, un 12,3% más que el año anterior. Unas cifras históricas en el país.

En Europa el proceso está siendo lento. A raíz de la guerra de Ucrania, la Unión Europea ha empezado a considerar estratégico el biometano y se ha fijado como ambicioso objetivo multiplicar por ocho su producción entre 2022 y 2030, lo que implicaría llegar a los 35 millones de m³ en seis años. La Asociación Española del Gas (Sedigas) estima que el biometano puede llegar a representar casi la mitad del consumo de gas natural de España en unos años.

Biofuels

En cuanto a la movilidad, en España actualmente todos los carburantes que repostamos en las estaciones de servicio llevan añadido más de un 10% de combustible renovable, como exige el Real Decreto 1085/2015 de Fomento de Biocarburantes, pero el objetivo es llegar mucho más lejos. En Europa, la producción de estos combustibles ecológicos se basa en la economía circular y el aprovechamiento de residuos. Actualmente, se producen a partir de residuos orgánicos, como aceites de cocina usados, cáscaras de frutos secos, residuos de la industria agroalimentaria o residuos forestales. Con un litro de aceite de cocina usado se hacen 0,9 litros de biocombustible.

Los biocombustibles tienen muchas ventajas inmediatas. No hay que cambiar de coche, se pueden utilizar en los actuales motores de combustión. Tampoco hay que hacer una nueva red de suministro y distribución, porque la de las gasolineras actuales es compatible, y reducen las emisiones de CO2 porque el que emiten en su uso es igual al que se elimina durante la vida útil de esas materias orgánicas.

En España, Repsol está siendo pionera en la producción de combustibles renovables de los que prevé fabricar dos millones de toneladas en 2030. Su primer proyecto arrancó en 2023 y es la primera planta de la Península que va a producir biocombustibles avanzados a partir de residuos que utilizarán coches, camiones, aviones o barcos. Con una inversión de 188 millones de euros, tiene una capacidad de producción anual de 250.000 toneladas, que evitan la emisión de 900.000 toneladas de CO2 al año. En 2025 entrará en funcionamiento la segunda planta de este tipo en Puertollano con una capacidad anual de 200.000 toneladas.

La petrolera española no es la única que se ha lanzado a estos proyectos innovadores. Según el analista Rystad Energy, ya hay en marcha más de 40 proyectos de producción de biocombustibles desarrollados por las grandes petroleras, las británicas BP y Shell, la francesa TotalEnergies, la italiana Eni o las estadounidenses Chevron y ExxonMobil. Estos proyectos incluyen diferentes biocombustibles, como el biodiésel y el etanol, pero sobre todo el aceite vegetal tratado con hidrógeno (HVO) y el combustible de aviación sostenible (SAF), que previsiblemente representará casi el 90% de la producción.

Mientras esperamos a volar con aceite reciclado, Repsol cerró 2024 con unas 600 estaciones de servicio que dispensan combustibles 100% renovables, un proyecto que arrancó con 60 puntos de venta, 46 en España y 15 en Portugal, pero que apunta a un crecimiento imparable.

TIPOS DE BIOCOMBUSTIBLES

Biodiésel

Combustible renovable y sostenible. Se produce a partir de aceites vegetales y grasas animales.

Bioetanol

Se obtiene por la fermentación de materiales ricos en azúcares o almidones, como maíz, caña de azúcar o remolacha. El proceso convierte los azúcares presentes en estos materiales en etanol, componente principal del bioetanol, muy utilizado como aditivo en la gasolina.

Hidrobiodiésel (hvo)

Su origen es el aceite de cocina usado y se puede utilizar como complemento al combustible tradicional. Actualmente ya se usa en automóviles y camiones. Es más eficiente y sostenible porque transforma un residuo orgánico en carburante y es menor la emisión de gases de efecto invernadero.

Biobutanol

Se obtiene de la fermentación de materiales orgánicos, como cultivos energéticos, residuos agrícolas o incluso desechos forestales. A diferencia del bioetanol, el biobutanol es un alcohol de cadena más larga, lo que le confiere otras propiedades, puede almacenarse y transportarse más fácilmente.

Biogás

Es un gas renovable que se genera por la descomposición anaeróbica de materia orgánica, como residuos agrícolas, estiércol, desechos alimentarios y aguas residuales. Es un proceso natural que libera metano, principal componente del biogás.

Biometano

Alternativa sostenible al gas natural, procede del biogás, pero es más puro y puede mezclarse con gas convencional para usarlo en la producción de electricidad y calor, además de propulsar vehículos.

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