El nuevo consejero delegado de Stellantis, Antonio Filosa, ha cuestionado la viabilidad de la normativa de la Unión Europea que prohíbe la venta de vehículos de combustión a partir de 2035, calificándola de “no realista” en el contexto actual del mercado automovilístico europeo.
En declaraciones al diario francés Les Echos, Filosa reiteró el compromiso del grupo –cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo– de lograr cero emisiones en 2050, pero advirtió que los objetivos intermedios, como la reducción del 55% de emisiones de CO₂ para 2030, podrían acelerar el declive industrial en Europa si no se introducen mecanismos de flexibilidad.
Entre sus propuestas, Stellantis plantea:
La introducción de “súpercréditos” para fabricantes que vendan pequeños vehículos eléctricos.
No penalizar los híbridos de manera inmediata, para mantenerlos como parte de la transición.
Impulsar primas de desguace para retirar de circulación los coches más antiguos y contaminantes, incentivando la renovación del parque automovilístico.
Filosa subrayó que la actual caída de ventas en Europa —de 18 millones de vehículos anuales antes de la pandemia a 14,9 millones en 2025— equivale a perder el tamaño conjunto de los mercados italiano y español, un golpe que frena la capacidad de las marcas de abaratar costes de producción y ofrecer coches más asequibles.
Sobre el riesgo de cierres de fábricas, el ejecutivo fue cauto: “Por ahora es imposible pronunciarse”, aunque vinculó cualquier decisión futura a la evolución de la regulación.
Respecto a las cuentas del grupo, Filosa adelantó que Stellantis busca una mejora progresiva y aspira a un margen operativo del 6% al 8% a medio plazo, aunque admitió que los rendimientos de doble dígito de años anteriores podrían ser difíciles de replicar.
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