Toyota resiste, Nissan y las marcas de lujo tambalean ante los aranceles de Trump

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En medio del nuevo frente arancelario abierto por Donald Trump, la industria automotriz global vive un momento de claroscuros. Mientras Toyota logra sortear la tormenta con un sólido crecimiento en ventas, otros gigantes como Nissan, Mercedes-Benz, Porsche y Aston Martin sufren las consecuencias directas de las barreras comerciales impuestas por EE. UU.

Toyota se mantiene firme

La japonesa Toyota ha logrado escapar de la oleada de revisiones a la baja gracias a un primer semestre robusto, impulsado por el auge de la demanda de vehículos híbridos. Entre enero y junio, la compañía vendió 5,54 millones de unidades a nivel mundial —incluyendo a Lexus, Daihatsu y Hino—, lo que representa un crecimiento del 7,4% interanual. La producción también subió un 8,8%, destacando un repunte del 20% en Japón.

Según los analistas, Toyota se benefició de un aumento en las compras anticipadas antes de la entrada en vigor del arancel del 25% sobre las importaciones automovilísticas decretado por Trump. El reciente acuerdo comercial entre EE. UU. y Japón, que reduce este arancel al 15%, sitúa a Toyota en mejor posición que sus competidores.

Nissan: pérdidas y recortes

El caso de Nissan contrasta con el de su rival. La compañía reportó pérdidas por 79.000 millones de yenes (unos 462 millones de euros) en el trimestre que cerró el 30 de junio. Aunque mejor de lo esperado, el fabricante mantiene una previsión de pérdidas operativas de 180.000 millones de yenes (1.052 millones de euros) para el semestre actual.

En plena reestructuración interna, dirigida por su CEO Iván Espinosa, Nissan eliminará 20.000 empleos y reducirá el número de plantas. La firma enfrenta serios desafíos para reconstruir su marca y mejorar su competitividad de producto.

Mercedes y Porsche, en caída

Los fabricantes alemanes tampoco escapan al embate. Tanto Mercedes-Benz como Porsche han recortado sus previsiones de beneficios debido a la combinación de los aranceles estadounidenses y la intensificación de la competencia en China, donde marcas locales como BYD y Geely han desatado una guerra de precios en el sector de los eléctricos.

Mercedes espera ahora un margen de beneficio del 4%, frente al 6% previamente proyectado. Su rival Porsche —sin planta en EE. UU.— recortó sus previsiones por tercera vez en el año, anticipando una rentabilidad de solo el 5% sobre ventas, lejos del 6,5% original.

Ambas marcas se enfrentaron a aranceles del 27,5% durante gran parte del segundo trimestre. Además, el SUV GLC de Mercedes, fabricado en EE. UU. y exportado a China, sufrió aranceles de más del 100% antes del reciente acuerdo entre Washington y Pekín, que los redujo al 35%.

Aston Martin y el laberinto británico

Por su parte, Aston Martin también lanzó una advertencia sobre sus cuentas. El reciente acuerdo comercial entre Reino Unido y Estados Unidos impone un sistema de cuotas: solo 25.000 vehículos británicos por trimestre pueden ingresar a EE. UU. con un arancel del 10%. El resto paga el 27,5%, lo que ha complicado sus proyecciones financieras para 2025 y 2026.

Un sector en plena reorganización

Los aranceles de Trump, combinados con la presión en el competitivo mercado chino, están generando incertidumbre sin precedentes en el sector automovilístico global. Los fabricantes más expuestos —aquellos sin fábricas locales en EE. UU. o con fuerte presencia en China— están viendo erosionar sus márgenes y sus planes estratégicos.

Mientras unos recortan previsiones, empleos y producción, Toyota emerge como la gran excepción del momento, capitalizando su enfoque híbrido y su presencia industrial en EE. UU., como en su planta de San Antonio, Texas.

“El sector automovilístico está atravesando una tormenta perfecta”, advertía esta mañana Oliver Blume, CEO de Porsche. Para muchos, la peor parte aún podría estar por llegar.

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