Papúa Colón quiere ser algo más que un restaurante, se presenta como una experiencia sensorial completa en la que la cocina, la coctelería donde el entorno se entrelazan para transportar al comensal a un universo tropical lleno de sorpresas.
Ubicado bajo la emblemática plaza de Colón, en pleno centro de Madrid y junto al teatro Fernán Gómez, este espacio de más de 600 metros cuadrados ha conseguido consolidarse como uno de los referentes gastronómicos más singulares de la capital.
Desde su apertura en 2020, en plena pandemia, los fundadores Noel Duque y Jorge Rivero Prados construyeron un concepto que fusiona la tradición española con influencias internacionales, todo ello envuelto en una atmósfera selvática que rompe con lo habitual.
Su propuesta culinaria está firmada por el chef Wilmar Soto, cuya carta destaca por el uso de producto excelente, la técnica de brasa de leña de encina y unas presentaciones que no dejan indiferente.
El menú del Papúa Colón
Entre sus platos más representativos se encuentra una reinterpretación de la ensalada César servida en formato ssäm coreano, el huevo frito con caviar sobre patata frita y salsa de carabinero, o el arroz socarrat de gamba roja con alioli de ajo negro y salicornia.
Las brasas también protagonizan creaciones como el aguacate braseado con tartar de langostino o el pimiento chocolate glaseado con boquerón rebozado.
Para los amantes de la carne y el pescado, la carta incluye cortes de vaca rubia gallega madurada, tomahawk de angus, pargo a la brasa y lubina al carbón.
El apartado dulce tampoco se queda atrás: destacan propuestas como la tarta entre algodones con helado de lichi o la torrija caramelizada con crema de almendra y helado de vainilla, todo servido en vajilla artesanal elaborada en exclusiva por un alfarero de Fregenal de la Sierra.
La experiencia se completa con una coctelería de autor orquestada por Daniel Regajo.
Su carta líquida incluye joyas como el Perro Verde, con pisco, mezcal y jalapeño; el Pasión Pop, con ron blanco y palomitas; o el Papúa Spritz, reinterpretación del clásico con vodka Grey Goose y champagne.
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