Relojes: Los joyeros del tiempo

Porque ellos también saben hacerlo… Rodeadas de piedras preciosas, algunas firmas de espíritu joyero son capaces de diseñar relojes esplendorosos

Bvlgari TubogasBvlgari Tubogas

No las desdeñen. Para el común de los mortales apasionados por esos artefactos que dan la hora y los minutos, oír el nombre de un reloj asociado a una marca experta en el noble arte de la joyería les produce zarpullidos. Error. Quizás no alcancen las sublimes cimas de incorporar en un calibre un puñado de grandes complicaciones, pero… yo que ustedes no pondría la mano en el fuego. Amén de su sagaz maestría artesana al incrustar piedras preciosas en esferas, biseles y brazaletes. A esto no les gana nadie. La mayoría sitúan la mirilla en los gustos femeninos. Es lógico, desde tiempos ancestrales (esto daría para un tratado histórico-estético-sociológico) cualquier ornato que suene a diamantes, gemas, turquesas o turmalinas conecta con N el ‘maquillaje’ de una mujer. Apunten: ¿sabían que uno de los relojes más deseados por la faceta masculina de la vida es el ‘Santos’… De Cartier?. Sí, una marca que nació en 1847 como joyería, alta joyería.

Hoy en día a nadie se le ocurriría denostar a la maison fundada por Louis-François Cartier por su afición relojera. Al contrario, es un actor fundamental en estos menesteres. De hecho, en 1888 creó el primer reloj de pulsera de mujer y, en 1906, dio a luz a ese icono antes nombrado, el Santos. Para más inri, en 1917 pergeña otro emblema, el Tank. Aquí lo dejamos. En 1884, en Roma, un griego llamado Sotirios Voulgaris abre una tienda en la calle Sistina: Bulgari. Sotirios era joyero y sus herederos continuaron engrandeciendo sus collares, pulseras, broches y colgantes. En 1980 decide embarcarse en la relojería (que representa actualmente un 20% de la facturación total de la empresa, más o menos) e inaugura su manufactura en Neuchâtel. Calibres básicos y mecanismos muy complicados, como las líneas Bvlgari-Bvlgari, Assioma, Rettangolo, Ergon o Diagono.

Union Square

En 2006 presentó en la feria Baselworld el Assioma Multi Complication, con tourbillon, calendario perpetuo y segundo huso horario, toma ya. Por no hablar de los más actuales Octo Finissimo, de una audacia y belleza ultraplana (y complicada) geniales. Audrey Hepburn legó a la posteridad una imagen: asomada a los cristales de la boutique de Tiffany en Nueva York, en esa película inolvidable, Desayuno con diamantes. En los registros bautismales de esta marca consta como Tiffany Young & Ellis, más tarde Tiffany & C., parida en 1837 en Nueva York. ¿Ocupación? Rutilante joyería. En 1847 ya fabricaba relojes y en 1868 produjo el considerado primer cronógrafo de Estados Unidos, el Tiffany Timer.

Dado el éxito que cosechaban sus guardatiempos, edificó su propia manufactura en Ginebra, en la Place Cornavin, en 1874: relojes de bolsillo de oro con repetición de minutos, con diamantes, etcétera. Fábrica que luego vendió a Patek Philippe, quien aportó numerosos calibres a los relojes Tiffany, ahí es nada. Y si ahondamos un pelín, la firma joyera fue distribuidora oficial de los Patek en Nueva York, eran socios. Si recorremos el camino contrario, Piaget comenzó como relojería, en 1874, en La Côte-aux-Fées suiza. Su Calibre 9P, de 1957, fue el primer movimiento mecánico extraplano de cuerda manual, luego vendrían los 12P (lo mismo pero automático) y un montón de proezas relojeras con tourbillones y retrógrados de por medio, así sigue, pero seamos sinceros, escucha Piaget y se le van los ojos a las joyas. Se metió en esos asuntos hacia 1957 y desde 1964 (que si Jackie Kennedy, Gina Lollobrigida y Andy Warhol amaban sus engastes de piedras preciosas) es una joyería que realiza unos relojes impresionantes.

Atención a su sabiduría en las esferas esmaltadas y en sus prodigiosos engastes. Chanel también susurra joyería, magnífica, extraordinaria, y los ejemplares que crea en su manufactura de La Chaux-de-Fonds son espectaculares. Del seminal Première en 1987 al tourbillon volante del Calibre 5, pasando por el fabuloso J12 (automático, con tourbillon) o el Monsieur de Chanel.

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