Desde su fundación en 1952, Ibéricos Casa Lucas ha sido un ejemplo de cómo tradición y calidad pueden mantenerse firmes a lo largo de generaciones. Liderada hoy por la cuarta generación de la familia, esta pequeña empresa de Monesterio ha conseguido destacar en un sector altamente competitivo, lo que le llevó a recibir el título del Primer Mejor Jamón del Mundo por la Authentic World Taste. En esta entrevista con su CEO, Antonio Hidalgo Pecellín, exploramos cómo la familia ha logrado no sólo preservar su legado, sino también adaptarse a los retos del mercado global sin perder su esencia.
Como cuarta generación de Ibéricos Casa Lucas, ¿qué valores familiares considera que han sido clave para mantener y expandir el negocio?
Los valores fundamentales que nos han guiado son el compromiso con la calidad, la perseverancia y el respeto por nuestras tradiciones. Mi abuelo, Francisco Hidalgo, dio inicio a esta empresa en 1952 y los principios con los que la fundamentó han pasado de generación en generación. Eso se ve reflejado en cada producto que ofrecemos y en nuestro trato con el cliente.
En nuestro ADN familiar está el sacrificio y una visión compartida que consiste en perseguir la excelencia en el día a día. Este empeño y las ganas constantes de mejorar nos han permitido adaptarnos a las nuevas demandas del mercado sin perder nuestra esencia.
El uso del manantial bajo su secadero es un factor diferenciador. ¿Qué otras innovaciones han implementado para destacar en la industria?
Además del uso del manantial natural para crear un microclima ideal en el secadero, hemos apostado por la mejora genética de nuestros cerdos con una alimentación basada en los recursos naturales que nos proporciona la dehesa de Monesterio, donde los cerdos crecen en total libertad.
Por otra parte, cuidamos al máximo detalle el proceso de curación, que debe durar un mínimo de 36 meses. De esta forma, aunque la producción es limitada, respetamos los métodos tradicionales y garantizamos una calidad excepcional en cada pieza.
¿Qué impacto han tenido los premios internacionales en la reputación y el crecimiento de Ibéricos Casa Lucas?
Los premios internacionales te ponen en el mapa y para nosotros ha supuesto un antes y un después. Recibir el reconocimiento del International Quality Institute de Bruselas con su medalla de oro a la Calidad dos años consecutivos (2023 y 2024) o recibir el título a Primer Mejor Jamón del Mundo por la Authentic World Taste, ha sido clave para dejar a Ibéricos Casa Lucas en un lugar destacado dentro de las marcas premium del sector del jamón.
Gracias a estos reconocimientos nuestra credibilidad ha aumentado y nos ha abierto las puertas en países como Alemania, Francia, Japón o, incluso, Tailandia. Además, hemos visto cómo la confianza de nuestros clientes en los productos que ofrecemos se ha ido incrementando.
¿Cómo han gestionado el aumento de la demanda tras ser reconocidos como el «Mejor Jamón del Mundo»?
Tenemos claro lo que somos, una empresa muy pequeña con un equipo reducido que quiere seguir elaborando un producto excelente y exclusivo. No vamos a aumentar nuestra producción ni vamos a implementar técnicas que no estén alineadas con nuestros valores tradicionales. Por lo tanto, la demanda puede crecer, pero nosotros no vamos a cambiar.
¿Qué hacemos? Ponemos el foco en la experiencia que brindamos, en la “Experiencia Casa Lucas”, que se traduce en cercanía con el consumidor desde que entra en nuestra tienda hasta que prueba el producto. Nos interesamos por nuestro cliente y lo demostramos en el “tú a tú”, buscamos el trato exquisito y la mejora constante.
Este año han recibido por segundo año consecutivo el Certificado AENOR de Calidad Organoléptica como Producto Destacado por el Consumidor. ¿Qué significa para usted este reconocimiento otorgado directamente por los consumidores?
Este reconocimiento es especialmente significativo porque refleja la opinión directa de quienes disfrutan de nuestros productos. Para nosotros no hay mayor premio que saber que nuestro esfuerzo resuena positivamente en la experiencia del consumidor. Además, el hecho de que haya sido a través de una cata a ciegas nos hace sentir muy orgullosos de lo que tenemos.
¿Cuáles son sus objetivos a medio y largo plazo para Ibéricos Casa Lucas?
Mi objetivo seguirá siendo el mismo que cuando recogí el testigo de mi padre, que es llevar el producto de Ibéricos Casa Lucas y su nombre lo más alto posible. Tanto mi equipo como yo confiamos plenamente en la materia prima que tenemos y queremos convertirnos en el referente global del jamón de alta calidad. Seguiremos siendo exclusivos y limitados, como una colección de Louis Vuitton o Chanel, para mantener esa esencia y raíz que nos hace inconfundibles.
El año pasado facturó 500.000 euros y este año ha llegado al millón, ¿cuáles son las metas económicas para el próximo año?
Nuestra meta es seguir teniendo un crecimiento orgánico en facturación, pero manteniendo los pies en el suelo. Personalmente, no me gusta poner techo cuando estás creciendo en una empresa que es parte de ti desde que naces. Ibéricos Casa Lucas es mi familia, lo que he respirado desde que tengo uso de razón, y por lo tanto mi motor para crecer no es tanto lo económico sino el amor y respeto que le tengo a este legado.
¿Tienen en mente ampliar la línea de productos o explorar nuevos segmentos de mercado?
Por supuesto. Estamos evaluando introducir productos derivados como embutidos Premium. Un ejemplo de éxito es nuestro Jamónchichón, que elaboramos solo una vez al año en la época de la montanera exclusivamente con jamón de esos cerdos. Queremos seguir innovando por esa vía.
Por otra parte, estamos ya dándole vueltas a la creación de ediciones especiales de nuestro jamón de la mano de grandes marcas. Y, además, estamos explorando segmentos gourmet y colaboraciones con chefs internacionales para seguir ampliando nuestra propuesta.
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