Cambio de timón en Intel. La histórica compañía de chips ha nombrado a Lip-Bu Tan como su nuevo CEO, en un momento clave de reestructuración. El veterano del sector de semiconductores sustituye a Pat Gelsinger, quien dejó el cargo en diciembre de forma abrupta. Durante estos meses, la empresa ha estado dirigida de manera interina por el CFO David Zinsner y la directora de Producto Michelle Johnston Holthaus.
Un fichaje con historia
Tan no es un desconocido en Intel. Formó parte del consejo de administración durante dos años, hasta que dimitió en agosto por desacuerdos sobre la dirección de la compañía. Desde ese rol, supervisó la estrategia en el negocio de fundición, donde Intel ha intentado competir con TSMC sin demasiado éxito. Aunque Gelsinger prometió recuperar el liderazgo tecnológico, el gigante taiwanés ha dejado atrás a Intel en la carrera por la miniaturización de chips.
«Vamos a trabajar duro para devolver a Intel su posición de referencia en el sector y en la fabricación de chips«, aseguró Tan en un mensaje a los empleados. «Eso es lo que este momento exige de nosotros».
Un peso pesado en la industria
Tan tiene un currículum de peso. Fue CEO de Cadence Systems entre 2009 y 2021, periodo en el que la compañía duplicó sus ingresos y vivió un rally en bolsa. También es socio fundador de Walden Catalyst Ventures y forma parte de los consejos de administración de Credo Technology Group y Schneider Electric.
Su llegada ha generado un impacto inmediato en los mercados: las acciones de Intel subieron un 13% tras el anuncio. Eso sí, no todo es positivo: en el último año, la compañía ha perdido más de la mitad de su valor en bolsa.
Decisiones clave en el horizonte
El nombramiento de Tan llega en un momento delicado. Según el analista Patrick Moorhead, el nuevo CEO tendrá que enfrentarse a varias decisiones estratégicas, como:
Separar o no el negocio de fabricación de chips, una opción que Intel ha barajado.
Competir en el sector de chips gráficos para IA, actualmente dominado por Nvidia.
Ajustar costes, en línea con el plan lanzado en agosto bajo el mandato de Gelsinger, que contemplaba un recorte de 10.000 millones de dólares anuales y el despido del 15% de la plantilla (unos 15.000 empleados).
Con un perfil técnico y financiero sólido, Tan llega con el reto de reinventar Intel y recuperar su posición en un mercado donde la competencia es más feroz que nunca.
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