La minera multinacional Rio Tinto ha comunicado que su consejero delegado, Jakob Stausholm, dejará su cargo a finales de este año, cuando finalice el proceso de sucesión que ya ha comenzado la compañía.
Stausholm se unió a Rio Tinto en 2018 como director ejecutivo y financiero, y asumió el puesto de CEO en enero de 2021, tras el incidente en Juukan Gorge, donde se dañaron cuevas aborígenes en Australia.
La empresa ha destacado que, bajo su liderazgo, Stausholm ha redefinido la estrategia del grupo para alinearla con la transición energética y ha trazado un camino hacia una década de crecimiento rentable.
Rio Tinto en un riguroso proceso tras la salida de Jakob Stausholm
Actualmente, Rio Tinto está inmersa en un “riguroso proceso” para elegir al sucesor, liderado por su Comité de Nominaciones, según ha indicado Dominic Barton, presidente del grupo, quien ha agradecido la «significativa contribución» del CEO durante este periodo clave.
Por su parte, Stausholm ha señalado que ha sido un “privilegio absoluto” liderar la compañía, destacando la mejora en el desempeño operativo y la creación de valor para los accionistas, confiando en que Rio Tinto seguirá prosperando.
Analistas de Berenberg calificaron la salida como «inesperada» y señalaron que no se ha dado una razón oficial para su marcha, cuestionando que este sea un “momento natural” para el cambio. Destacan que Stausholm lideró un cambio cultural importante, incluida la reciente adquisición estratégica de Arcadium Lithium por 6.700 millones de dólares.
Entre los posibles sucesores figuran Bold Baatar (director comercial), Simon Trott (responsable del negocio de mineral de hierro), el CFO Peter Cunningham y la directora ejecutiva del negocio australiano, Kellie Parker.
Berenberg espera que las acciones de Rio Tinto puedan caer tras el anuncio, aunque mantienen una recomendación de compra con un precio objetivo de 6.200 peniques, lo que implica un potencial alcista superior al 30%.
Finalmente, cabe recordar que en febrero la compañía anunció que su beneficio tras impuestos aumentó un 15%, alcanzando los 11.552 millones de euros.
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