Por lo general, las emergencias y el miedo no son buenos consejeros; suelen llevarnos a tomar decisiones impulsivas. En cambio, la racionalidad, y por ende la prevención, debería guiarnos para actuar antes de que sea demasiado tarde. Lo hemos aprendido de manera dolorosa con el desastre de la DANA y otros eventos, ya que la crisis ambiental es un precio que seguimos pagando, a veces en silencio, pero igualmente con un peso considerable, todos los días, y a costa de nuestra salud.Una de las lecciones que la DANA nos está dejando es que ya no podemos mirar hacia otro lado. Nos ha gritado que, si queremos sobrevivir y prosperar como individuos y como sociedad, debemos estar siempre dispuestos a ofrecer respuestas concretas ante una realidad que cambia constantemente. Y, al fin y al cabo, esto es lo que siempre se ha exigido a las empresas: adaptar sus productos y servicios a las necesidades de los clientes en constante evolución. Hay que estar atentos al cambio, volverse resilientes.No obstante, la catástrofe de Valencia nos demuestra que, en los últimos años, no hemos cambiado lo suficiente. No hemos prestado la debida atención al bienestar del entorno natural y social en el que vivimos; estábamos demasiado ocupados mirando hacia otro lado. El golpe ambiental nos ha dejado claro que, en el ámbito empresarial, el beneficio es legítimo solo cuando es sostenible. De lo contrario, se convierte en una pérdida. Y no solo para la empresa en cuestión, sino para todos. Las palabras del Papa Francisco cobran ahora una relevancia aún mayor: “Se gana juntos o se pierde todo”.Por eso, al comenzar este 2025, en Business People hemos querido profundizar en diversas cuestiones relacionadas con la sostenibilidad, poniendo el foco en una serie de empresas que hemos denominado Los Campeones de la Sostenibilidad, destacando las acciones concretas de cada una hacia un compromiso firme con la responsabilidad en sus procesos productivos y la sensibilización de sus clientes. Al leer estos perfiles, es posible trazar un mapa de lo que significa la sostenibilidad desde la acción concreta y la planificación, una visión de un futuro cercano donde las empresas están dispuestas a invertir capitales significativos para reducir la brecha hacia una producción sin impacto ambiental.
Pero es necesario ser fieles a este cambio, perseverar y confiar en nuestras posibilidades. Porque si conseguimos mantener el rumbo en la dirección correcta, dentro de unas décadas podremos estar orgullosos de haber dejado un mundo mejor a las futuras generaciones.
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