¿Quién determina cuánto vale un CEO?

El valor del CEOGetty

¿Cuánto vale el trabajo de un buen CEO? La respuesta parece ser: depende. Sin embargo, muchos se escandalizan al leer las listas de compensaciones récord de algunos altos ejecutivos nacionales e internacionales. Algunos comentarios son implacables y agresivos, lo que demuestra que muchas personas aún tienen dificultades para comprender la regla de oro según la cual un gerente puede aumentar el valor de su empresa, y, por ende, el nivel de empleo y bienestar de sus empleados. Esto no tiene precio. El resto, disculpen la brutalidad, son solo palabras vacías. Además, quienes piensan que ser director ejecutivo –especialmente de una multinacional– es un trabajo fácil y accesible para todos, deberían darse cuenta de las complejidades que caracterizan este rol.

¿Cómo se puede gestionar una empresa en un mundo cada vez más globalizado e interconectado, creando valor añadido para todos sus stakeholders y accionistas? ¿A quién le corresponde dirigir la empresa más allá de las turbulencias económicas y financieras, así como tecnológicas, organizativas y culturales? ¿Quién debe infundir certeza y visión en una fase histórica y política en la que los parámetros competitivos anteriores deben ser completamente revisados? ¿Quién debe guiar la producción de bienes y servicios hacia una transición sostenible real?

Estas son solo algunas de los desafíos que enfrentan diariamente los CEOs en las empresas; otras, igualmente complejas, son las que han enfrentado en los últimos años, marcados por las consecuencias de la pandemia y los conflictos armados. Para muchos, su trabajo ha sido exageradamente remunerado, con una desproporción enorme en comparación con los salarios medios de sus empleados, y tal vez no estén del todo equivocados. Pero ¿podemos realmente pensar que pagar menos a un alto ejecutivo que hace bien su trabajo es una solución competitiva adecuada? ¿Quién me asegura que las acciones de ese CEO no fueron fundamentales para que esos salarios (que deben ser, por supuesto, justos) llegaran a las cuentas bancarias de cientos de sus empleados? Es decir, que lejos de defender la idea de remuneraciones de personalidades, que más que gerentes son ahora multimillonarios, hasta que no eliminemos el velo de moralismo que cubre temas como el de la compensación de los talentos, la meritocracia seguirá teniendo dificultades para emerger.

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