En el marco del Día Internacional de la Mujer, desde Business People destacamos cuatro historias que brillan por su determinación, talento y una voluntad inquebrantable. Son ejemplos de coraje y motivación para todas las mujeres que, aún hoy, luchan por alcanzar la tan anhelada igualdad. Una de ellas es María Helena Antolín, destacada empresaria española y actual vicepresidenta de la CEOE desde finales de 2022. Con una sólida trayectoria en la industria automotriz, Antolín es licenciada en Negocios Internacionales y Administración de Empresas por Eckerd College, St. Petersburg, Florida (Estados Unidos de América) y tiene un máster en Administración de Empresas por Anglia University, Cambridge (Reino Unido) y por la Escuela Politécnica de Valencia (España).
¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentó al comenzar su carrera en la industria automotriz?
Diría que el primero ha sido hacerme un hueco en la empresa familiar. No siempre es sencillo que te vean realmente como una profesional y no como la hija del jefe. Daros cuenta de que tenía 28 años cuando me dieron el primer puesto de director de fábrica en Valencia. Ya había estado tres años en la compañía, pero nunca había sido responsable de una fábrica como tal. Creo que fue un desafío para la edad que tenía y la poca experiencia, todo un reto para mí. Al final, el hecho de ser hija del dueño de la empresa, quieras o no, te obliga a demostrar bastante más para que, precisamente, te vean como una profesional y evitar que hablen a las espaldas. Ese fue el desafío más importante: que me vieran como una profesional más.
¿En qué momento sintió que estaba rompiendo un techo de cristal?
En ese momento, en el año 96, el término «techo de cristal» no existía y no se hablaba de ello. Aunque no había muchas mujeres en esa época, no era un tema de conversación. Probablemente, sentí esa sensación años después, escuchando las experiencias de otras mujeres. Personalmente, nunca he tenido esa sensación, ya que siempre he visto la parte positiva de aprender de todo, incluso de trabajos no muy relevantes.

María Helena Antolín
¿Qué consejo le hubiera dado a su yo más joven al iniciar su carrera?
Le diría a mi yo más joven que fuera menos impulsiva y escuchara más, como me decía mi padre. Al principio, fue difícil afirmarme ante personas mayores y con más experiencia, lo que me hizo ser impulsiva y escuchar menos. Con el tiempo, entendí la importancia de escuchar.
El sector sigue siendo muy dominado por la presencia masculina, ¿qué factores pueden estar generando esa paridad y cómo cree que podría resolverse?
Hoy en día, las asociaciones y empresas están haciendo mucho para que la situación evolucione. Dentro de CEOE, tenemos el itinerario «Promociona» que ayuda a las mujeres en todas las etapas profesionales. En España, hemos evolucionado bastante y tenemos una posición relativamente buena a nivel europeo. Un informe de Pricewaterhouse estima que faltan unos 39 años para alcanzar la paridad de género en España y que la brecha económica superaría los 213 mil millones de euros. Es vital utilizar todo el talento disponible para el futuro.
¿Qué les podría recomendar a esas personas en la actualidad para afrontar ese mismo reto que usted tuvo que afrontar años atrás?
Recomendaría no tener miedo de nada y ser valientes. Aceptar desafíos sin dudar, como lo hice yo cuando me decían que me fuera a Alemania o Francia, y no pensar dos veces antes de hacer las maletas. Es importante que las mujeres tengan más seguridad porque pueden hacer todo igual o mejor que cualquier persona. Debemos hablar de personas y talento, sin importar el género.
¿Qué legado espera dejar en su sector y en la promoción de la igualdad de género?
Aunque no tengas una carrera técnica, puedes trabajar en sectores técnicos. Aprender es clave. Vengo de una empresa familiar y valoro el compromiso y la visión de futuro. Estas cualidades son extremadamente positivas y es lo que intento transmitir. El legado familiar es importante porque transmite compromiso y visión a largo plazo.
Si tuviera que destacar un único valor que la ayudó a romper barreras, ¿cuál sería y por qué?
La humildad. Al empezar, escuchaba y entendía a la gente, lo que facilitaba la gestión de equipos. Aunque tenía estudios y hablaba varios idiomas, sabía poco de la empresa y la humildad me ayudó a aprender y entender mejor a las personas. Es una cualidad que ayuda mucho a romper barreras y es algo que aprendí de mi padre, quien siempre fue valorado por su humildad.