En el marco del Día Internacional de la Mujer, desde Business People destacamos cuatro historias que brillan por su determinación, talento y una voluntad inquebrantable. Son ejemplos de coraje y motivación para todas las mujeres que, aún hoy, luchan por alcanzar la tan anhelada igualdad. Una de ellas es Rosa María Menéndez López, una destacada científica española que ha marcado hitos significativos en el ámbito de la investigación. Nacida en Cudillero, Asturias, en 1956, es Licenciada en Química y doctora por la Universidad de Oviedo. En noviembre de 2017, hizo historia al convertirse en la primera mujer en presidir el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), cargo que desempeñó hasta junio de 2022.
Como la primera mujer en presidir el CSIC, ¿qué desafíos específicos enfrentó y cómo los superó durante su mandato?
Han sido muchos y variados los desafíos a los que tuve que hacer frente, el primero fue la creación de un equipo sólido de buenos profesionales con experiencia en las competencias correspondientes y dispuestos a trabajar por los demás. Este ha sido uno de mis logros y me facilitó el resto. Me planteé conseguir un CSIC más próximo a su gente y más participativo, para ello potencié la comunicación con todo el personal de forma que se sintiesen parte de la institución. Con la perspectiva del tiempo me hubiese gustado que cuando llegué a la Presidencia, la noticia más relevante no se hubiese quedado en el hecho de ser mujer y se hubiese considerado la agenda de trabajo y planificación estratégica que quería desarrollar como presidenta del CSIC. Con ello no quiero negar que el que una mujer llegase a la Presidencia del CSIC tras casi ochenta años de existencia institucional no fuese relevante y evidenciase una trayectoria de desigualdad en la presidencia del CSIC; no obstante, me gustaría resaltar la voluntad política que hubo en el 2017 de romper este injustificado sesgo de género.
¿Cómo percibe la evolución de la participación de las mujeres en la ciencia en España desde el inicio de su carrera hasta la actualidad?
Las mujeres siempre hemos contribuido a la ciencia en España, en unas disciplinas más que en otras. En el pasado en una menor proporción que los hombres, pero, sobre todo, con menor visibilidad y muchas más dificultades y trabas culturales. La evolución ha sido el resultado de una lucha global por la igualdad de género que unos la enmarcan en el feminismo y otros en el contexto de las reivindicaciones por una sociedad más justa y equitativa. Lo más importante es que las mujeres y en cierta medida la sociedad en su conjunto hemos aprendido a ser dueñas de nuestro destino y ambiciones y que hay que estar siempre vigilantes porque persisten algunas amenazas.

Rosa María Menéndez López
¿Cree que la cultura científica actual sigue cargando con sesgos que dificultan la visibilidad de las mujeres?
Lo importante, si queremos realmente transformar cualquier cultura social y en concreto la cultura científica, no es tanto lo que se ve, sino lo que no se ve. Lo que quiero decir es que la visibilidad de las mujeres ha mejorado a golpe de normas, educación, referentes y un sinfín de mujeres y algunos hombres que han propiciado la visibilidad de la mujer. No obstante, la visibilidad no va siempre acompañada de la toma de decisiones, por lo que quedan sesgos que debemos combatir. Por ejemplo, el sistema de incentivos para financiar la ciencia y las carreras científicas se basa tradicionalmente en indicadores y actividades que han sido ejecutadas habitualmente por hombres. Alguien podría decir que la ejecución de la tarea científica no tiene género, pero los comportamientos y voluntades sí que lo tienen y el hecho es que solamente se ha mirado a una única variable de la ecuación. La ciencia tiene sexo y género y la ecuación es mucho más compleja que la formulación que tradicionalmente hemos utilizado.
¿Cómo podemos inspirar a las niñas desde la educación primaria a interesarse por carreras científicas y tecnológicas?
Eliminando estereotipos y uno de ellos, el primero, por ejemplo, que la educación infantil corre a cargo fundamentalmente de mujeres. Si la educación infantil se inicia ya con un marcado sesgo de género, ¿cómo vamos a evitar los sucesivos? Si las imágenes que reciben las niñas y los niños están saturadas de hombres construyendo puentes y casas y las mujeres cuidando enfermos en un hospital o de niños en una guardería, ¿cómo creemos que vamos a cambiar estereotipos tan persistentes en los medios de comunicación? Es decir, tenemos todavía una inmensa tarea por delante, y volviendo a lo que decía antes, es muy importante lo que no percibimos directamente como discriminación de género.
¿Qué consejo daría a las mujeres jóvenes que sienten que su género podría ser un obstáculo para alcanzar sus metas?
Que no se lo crean, y si lo sienten o perciben como un obstáculo real que luchen por destruirlo. A ninguna mujer hay que pedirle que sea heroína de su propio género, pero si creen que hay que luchar, que no duden ni un segundo en luchar y que se unan a otras y compartan sus miedos. Juntas sumamos más poder que individualmente y no solo nos sentiremos más fuertes, sino que fortaleceremos la sociedad en la que vivimos y la de las futuras generaciones.
Si pudiera retroceder en el tiempo, ¿qué consejo se daría a sí misma al inicio de su carrera?
Posiblemente que hiciese las cosas igual que las hice, pero de una forma más sosegada y no queriendo solucionarlo todo. Mi referente ha sido mi madre que siempre me animó y apoyó en todo lo que quise y no quise hacer. No me imagino mejor consejo y ejemplo que el que siempre me dio mi madre y con la que afortunadamente sigo disfrutando tanto a nivel personal como profesional.