La economía de Estados Unidos experimentó una ligera contracción en el primer trimestre del año, poniendo fin a una racha de crecimiento continuado desde 2022. Sin embargo, la caída fue menor de lo estimado inicialmente, según los datos revisados publicados este jueves por la Oficina de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés). Entre enero y marzo, el Producto Interior Bruto (PIB) real de la primera potencia mundial se redujo menos del 0,1% respecto al último trimestre de 2024. En términos anualizados —la métrica habitual en EE. UU.— la contracción fue del 0,2%, una décima por debajo del -0,3% que se anticipaba en la primera estimación.
Se trata del primer retroceso trimestral desde el inicio de 2022, cuando la economía estadounidense se contrajo un 1% en términos anualizados.
Según explicó la BEA, el descenso del PIB refleja principalmente un aumento de las importaciones —que restan en el cálculo del crecimiento económico— y una reducción del gasto público. Aunque el consumo privado también se moderó, la caída fue parcialmente compensada por un repunte de la inversión privada y de las exportaciones.
Además, la revisión al alza de la cifra obedece a una mejor evolución de la inversión empresarial de lo esperado, si bien el gasto de los hogares —uno de los pilares del crecimiento estadounidense— fue rebajado levemente en esta segunda lectura.
Este modesto retroceso se produce tras un sólido crecimiento del 2,4% en el cuarto trimestre de 2024, y se da en un contexto de elevada incertidumbre internacional, tensiones comerciales y tipos de interés elevados.
Los analistas consideran que esta contracción no implica necesariamente una recesión, pero sí refleja un enfriamiento del ritmo de crecimiento que podría condicionar las decisiones de política monetaria de la Reserva Federal en los próximos meses.
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