España supera a Italia como punto de entrada de migrantes a Europa

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España supera a Italia como principal punto de llegada de migrantes a Europa: la ruta atlántica hacia Canarias se dispara un 276%

España desplazó a Italia como principal receptor de flujos migratorios en Europa, impulsada por un auge sin precedentes de la ruta atlántica que conecta África Occidental con el archipiélago canario.

Entre enero y marzo, más de 16.000 personas llegaron a las costas españolas, frente a las poco más de 1.000 que lo hicieron en Italia, que registró una caída del 60% respecto al mismo periodo del año anterior.

Este giro se explica por varios factores que afectaron las dinámicas migratorias tradicionales, de acuerdo con un reportaje que publica Italia Oggi.

En primer lugar, el endurecimiento de los controles por parte de las autoridades tunecinas frenó en seco las salidas desde sus costas.

Según el periodista Mauro Indelicato, esta mayor vigilancia podría estar relacionada con los compromisos adquiridos en el marco del Memorando de Entendimiento firmado con la Unión Europea, que incluye asistencia económica.

«Si el presidente tunecino controla las costas, significa que los fondos han llegado», explicó al medio italiano.

De dónde vienen los migrantes

A diferencia de la ruta central del Mediterráneo, la vía atlántica presenta mayores riesgos debido a las condiciones del océano, más impredecibles y peligrosas que las del Mare Nostrum.

A pesar de ello, los migrantes, provenientes en su mayoría de Marruecos, Senegal y Mauritania, optan por esta ruta como alternativa viable.

Desde el desierto del Sahara, en lugar de dirigirse hacia el norte, muchos se desvían hacia el oeste en busca de una salida a Europa por Canarias y puerta de entrada legal al continente.

En paralelo, la situación en Libia no favorece a los traficantes. «Los enfrentamientos entre milicias y el gobierno dificultan la logística para organizar salidas desde ciudades como Zuwarah o Zawiya», explica Indelicato.

La inestabilidad política convirtió a la región en un entorno hostil incluso para las redes de tráfico de personas.

Así, mientras Italia ve caer su papel como país receptor, España asume el protagonismo en un fenómeno que, como apunta la experiencia de la última década, es cambiante y responde a contextos geopolíticos, económicos y sociales en constante evolución.

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