Cuando juegas al juego de tronos, ganas o mueres. No hay término medio”. La famosa frase de Cersei Lannister en Juego de Tronos parece haberse convertido en un mantra para aquellos países que compiten por el liderazgo en inteligencia artificial (IA). En un escenario donde el poder tecnológico redefine las jerarquías globales, las naciones no pueden permitirse la neutralidad: o se posicionan a la vanguardia de la IA o corren el riesgo de quedar relegadas en la nueva era digital.
Donald Trump lo tiene claro. En su segundo día como presidente de Estados Unidos, anunció una importante alianza: la Stargate. Se trata de una iniciativa que permitirá invertir hasta 500.000 millones de dólares (480.000 millones de euros) en cuatro años en infraestructuras de IA, de la mano de tres gigantes tecnológicos como son OpenAI, Oracle y Softbank.
La Unión Europea no se quiere quedar atrás y, durante la última jornada de la Cumbre sobre la IA en París, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que el Viejo Continente invertirá 200.000 millones de euros en esta área con dinero público y que se sumará a los 150.000 millones comprometidos por un grupo de empresas europeas. La cifra, sin embargo, queda muy lejos de los esfuerzos anunciados desde la Casa Blanca.
No se trata de una tendencia nueva. El informe Artificial Intelligence Index Report 2023 de la Universidad de Stanford revela que, entre 2013 y 2022, Estados Unidos lideró las inversiones privadas en IA con aproximadamente 248.900 millones de dólares, seguido por China con 95.100 millones. En comparación, el Reino Unido, el país europeo con mayor inversión en este ámbito, registró 18.200 millones de dólares en el mismo periodo. Unos datos que son aún más preocupantes al conocer que el 90% de la inversión mundial en modelos de IA se realiza fuera de Europa.
Este escenario está haciendo que exista un dominio internacional de la IA por parte de un reducido grupo de países que lideran la innovación y la inversión en el sector. Para el Global Vibrancy Tool del Instituto de Inteligencia Artificial Centrada en el Humano de la Universidad de Stanford, existe un ‘top 10’ muy claro. Eso sí, no solo por su inversión en tecnología, sino también en políticas, infraestructuras y talento.
Como es predecible, Estados Unidos lidera el campo de la IA con una clara ventaja. A pesar de la fortaleza de China en producción académica y patentes, la inversión privada en IA en el país se queda mucho más atrás, con 7,8 mil millones de dólares en 2023. El Reino Unido ocupa el tercer puesto global, con un enfoque integral en investigación y un papel clave en la seguridad de la IA, mientras que India se ha convertido en un jugador emergente gracias a su crecimiento en investigación y talento en IA. Le siguen Emiratos Árabes Unidos y Francia, este último sobresale por su énfasis en la diversidad y su enfoque en modelos fundacionales de acceso abierto.
La parte final de la tabla es para Corea del Sur, que se destaca por su legislación y educación en IA, con un fuerte enfoque en políticas públicas, mientras que Alemania es reconocida por su compromiso con la IA responsable. Japón y Singapur, aunque con menores recursos, han demostrado ser potencias en el sector, destacándose en la investigación, la infraestructura tecnológica y las políticas estratégicas de IA.

IA
BATALLA SIN CUARTEL
Para evitar grandes desigualdades, un grupo de expertos de la ONU defiende la necesidad de regular a escala mundial el floreciente campo de la IA. A su entender, esta tecnología “no puede dejarse únicamente al capricho de los mercados”. La responsable de comunicación de la ONU para España y Andorra, Leticia Álvarez, detalla a Business People que dicha regulación será clave “para que los beneficios de la IA sean accesibles en todo el mundo y que su desarrollo no promueva sociedades más desiguales, sino todo lo contrario”.
Sin embargo, grandes potencias tecnológicas se han desmarcado del proyecto de la ONU. Alicia Troncoso, presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial (AEPIA), reconoce que “la ausencia de EE. UU. y el Reino Unido debilita la posibilidad de establecer un marco global para la regulación ética y responsable de la IA, generando un entorno más fragmentado, donde diferentes bloques —como Europa, Norteamérica o Asia— sigan caminos regulatorios distintos, lo que complica la creación de estándares comunes”.
Y añade: “Esta situación también puede reforzar el papel de Europa como líder en la regulación ética de la IA, consolidándose como el referente mundial para quienes buscan una alternativa al enfoque más orientado al mercado sin restricciones. Además, el distanciamiento del Reino Unido podría incentivar a la UE a fortalecer sus alianzas con otras regiones, donde haya interés en modelos de desarrollo tecnológico más inclusivos y éticos”.
Justamente, España está trabajando junto con Costa Rica en el borrador cero para un proceso de diálogo sobre la IA, donde “lidera parte de este proceso intergubernamental que luego se desarrollará como el marco global de referencia para abordar los desafíos y oportunidades de la IA”, precisa la responsable de comunicación de la ONU para España y Andorra.
Sobre la posibilidad de que la decisión de EE.UU. y Reino Unido pueda generar un ‘efecto dominó’, Álvarez recuerda que “la ONU crea los foros necesarios para que se lleguen a acuerdos, apoyar en procesos de negociación, mediación… Siempre en línea con los derechos humanos y la Carta de las Naciones Unidas, aplicado a todo, también a la IA”. En este sentido, recuerda que “son los Estados Miembros quienes, si así lo deciden, pueden avanzar en una gobernanza global o en distintas legislaciones nacionales que protejan a los ciudadanos para aprovechar al máximo todos los beneficios que puede traer la IA en ámbitos tan necesarios como la educación o la salud”.

La responsable de comunicación de la ONU para España y Andorra, Leticia Álvarez
¿Y ESPAÑA QUÉ?
Con el tablero internacional en pleno movimiento, el Gobierno español está avanzando en la implementación de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Se trata de un plan que está dotado de 1.500 millones de euros, procedentes fundamentalmente del plan de recuperación y de la Adenda, que se suman a otros 600 millones ya desplegados en virtud de la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) de 2020. En total, 2.100 millones para impulsar esta nueva tecnología.
Dentro de este contexto, España busca avanzar con la puesta en marcha de su primera fábrica de inteligencia artificial dentro del Barcelona Supercomputing Center. El proyecto, dotado de una inversión de 61,76 millones, permitirá que el país cuente con una de las siete primeras fábricas europeas de IA anunciadas por la Comisión Europea y que se pondrán en marcha en todo el continente.
Nuria Oliver, doctora en IA por el MIT y vicepresidenta de ELLIS Europa, destaca también otras iniciativas como el PERTE de la Nueva Economía de la Lengua, con más de 1.000 millones de euros de inversión o, en el ámbito regulatorio, la definición del reglamento europeo de Inteligencia Artificial (AI Act), promoviendo el desarrollo de una IA confiable y alineada con valores europeos. A lo que suma que España “ha sido el primer estado miembro en crear la Agencia Supervisora de la Inteligencia Artificial (AESIA) y la única unidad de la red europea ELLIS de excelencia científica en Inteligencia Artificial dedicada a IA ética, responsable y para el Bien Social situada en Alicante”, del que ella es la directora.
A pesar de los pasos dados, Oliver advierte que “seguimos teniendo grandes desafíos, incluyendo falta de inversión privada, atracción y retención de talento, e infraestructuras computacionales, que, a pesar del supercomputador MareNostrum 5, necesitamos continuar invirtiendo para poder competir globalmente”.

Nuria Oliver, doctora en IA por el MIT y vicepresidenta de ELLIS Europa
La presidenta de AEPIA recuerda que “la inversión en IA en España en los últimos años ha mejorado, pero aún sigue siendo insuficiente”, estando muy por detrás de las grandes potencias tecnológicas como EE.UU., China, Reino Unido, Francia o Alemania. A su entender, las empresas, especialmente pymes, no están suficientemente preparadas para adoptar la IA, y la colaboración entre el sector público y privado podría fortalecerse más a través de ecosistemas de IA que sean efectivos. “Además, la falta de una mayor coordinación entre administraciones y la necesidad de acelerar la digitalización del tejido empresarial representan algunas de las principales barreras”.
Troncoso se muestra optimista y asegura que “hay brotes verdes”. “En los últimos años, el número de fondos especializados en tecnología, y en particular en IA, está creciendo, y a esto se une que el gobierno español ha aprobado la Ley de Startups con el objeto de fomentar el ecosistema de innovación con un alto componente tecnológico”. Por otro lado, los fondos europeos están proporcionando financiación directa y subvenciones a proyectos relacionados con IA, lo que está favoreciendo también la inversión privada.

Alicia Troncoso, presidenta de la Asociación Española de Inteligencia Artificial (AEPIA)
SECTORES CLAVE
La vicepresidenta de ELLIS Europa destaca que los sectores que más apuestan por la IA en el mercado nacional son aquellos con un alto grado de digitalización y automatización, como la industria, el sector financiero, la sanidad, el turismo, la ciberseguridad, la energía renovable/sostenibilidad y el transporte/movilidad. Pero advierte: “Si queremos competir a nivel global en estos sectores debemos también invertir en liderar la creación de una IA ética, confiable y para el Bien Social”.
Por su parte, la presidenta de AEPIA pone la lupa en la “gran apuesta por la IA en lengua española, donde España puede tener un papel protagonista, ya que dado el enorme número de hispanohablantes en el mundo existe una gran demanda de tecnologías lingüísticas adaptadas al español”. Y añade que “España tiene centros de investigación punteros que trabajan en proyectos que combinan IA con análisis genómico, diagnóstico asistido por imagen y medicina personalizada. Y en el ámbito de la IA ética y la gobernanza, España está bien posicionada para destacar dentro del marco europeo, con la creación de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial en La Coruña y con la sede del Centro Europeo de Vigilancia Algorítmica en Sevilla”.
Para poder avanzar a pasos acelerados, España debe reforzar sus alianzas europeas, pero las oportunidades también pueden llegar ‘del otro lado del charco’. Troncoso no duda de que “estamos en una fase incipiente de un posible eje Europa– Latinoamérica en IA, que se basa en afinidades estratégicas y valores compartidos más que en grandes proyectos tecnológicos conjuntos. Algunas regiones de Latinoamérica están trabajando en el desarrollo de estrategias nacionales y han mostrado interés en adoptar marcos similares a la ley de Inteligencia Artificial Europea”.
Mientras los gigantes tecnológicos mueven sus piezas con ambición y cálculo, el verdadero desafío no está solo en liderar la carrera, sino en definir las reglas del juego. En la era de la IA, gobernar con ética será tan crucial como innovar con audacia. Ya lo advertía Jon Snow: “Un rey que no está dispuesto a hacer sacrificios no es digno de llevar una corona”.