¿Inmunes al tsunami arancelario de Donald Trump?

El presidente de Estados Unidos está sacudiendo el tablero comercial internacional a través de los impuestos aduaneros. Una medida proteccionista que obliga a Europa a mover ficha, mientras que España se plantea si realmente está blindada ante las políticas de Washington

Donald Trump y los arancelesDonald Trump y los aranceles

Donald Trump se estrenó como presidente de Estados Unidos amenazando a España con unos aranceles del 100%. Solo fue una equivocación, ya que, erróneamente, había encuadrado al país entre los BRICS, un grupo de potencias que ha planteado una divisa global alternativa al dólar. Si bien el anuncio encendió algunas alarmas, se apagaron casi de inmediato.

La tranquilidad duró poco. A principios de febrero y mientras hablaba con los periodistas en el Air Force One, Trump dio a conocer que “cualquier acero o aluminio que venga a EE.UU. tendrá un arancel del 25%”. Los datos de Bloomberg apuntan a que los países más golpeados por la medida serán Canadá, México y Emiratos Árabes Unidos. Sin embargo, España no saldrá ilesa. Jaime Montalvo, director Internacional de la Cámara de Comercio de España, indica a Business People que la medida supondría “una reducción del 10,4% en el valor total de las exportaciones españolas del sector a EE.UU., que ascendieron en 2024 a 930 millones de euros”.

Ante el anuncio de las nuevas políticas de Washington, el Gobierno de España hizo números y, según la actualización del cuadro macroeconómico aprobada por el Consejo de Ministros, se reconoció una desaceleración del alza de las exportaciones a partir de este mismo 2025, cuando pasarán a crecer al 2,3%, frente al 2,9% registrado en 2024. Por su parte, el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, avisó de que la imposición de aranceles y de represalias provocará una bajada del 0,11% del PIB y una mayor inflación nacional en un promedio de tres años.

Con la Unión Europea aún intentando reaccionar al primer anuncio, Trump volvió a sacudir el tablero con una nueva medida: imponer aranceles recíprocos en su comercio exterior. Eso sí, tomando en cuenta todos los obstáculos estructurales, regulatorios e incluso fiscales que ofrecen dichos países. De ahí que busque imponer a Europa unos aranceles del 25% que respondan al IVA, la Tasa Google o las tarifas aeroportuarias, que Washington interpreta como una barrera comercial. Trump está convencido de sus planes y las cuentas le respaldan. De aplicar las medidas anunciadas, EE.UU. ingresaría unos 400.000 millones de dólares durante este año, de los que 149.000 provendrían de Europa. Cifra que será protagonizada por la importación de coches, de chips y de productos farmacéuticos.

Ángel Álvarez Alberdi, director senior de Asuntos Europeos y líder de la oficina de Bruselas de LLYC, ve “interesante cómo la administración Trump considera impuestos como el IVA o la llamada Tasa Google, como equivalentes a medidas arancelarias que, desde su perspectiva, motivan la imposición de aranceles a países que, siguiendo su lógica, se vienen aprovechando de Estados Unidos desde hace décadas”. Y añade: “Este nacionalismo económico del America First asume que el comercio es un juego de suma cero, rompiendo con décadas de pensamiento liberal. En este sentido, Trump busca desde una perspectiva transaccional llegar a acuerdos de diversa índole que se puedan vender en clave interna como good deals con ganancias netas para los Estados Unidos”.

Jaime Montalvo, director Internacional de la Cámara de Comercio de España

Ángel Álvarez Alberdi, director senior de Asuntos Europeos y líder de la oficina de Bruselas de LLYC

¿QUÉ ESTÁ POR LLEGAR?

El BBVA Research asegura, en el informe La relación comercial España-EE.UU. ante el posible aumento de aranceles, que el impacto directo sobre la economía española “se prevé limitado, dada la relativamente menor exposición comercial respecto al resto de países de la eurozona”. Sin embargo, advierte que “el impacto indirecto podría ser más elevado dada la mayor vulnerabilidad que presentan socios comerciales importantes”.

Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, explica a Business People qué impacto podría tener la política arancelaria en la inversión directa estadounidense en la industria española: “En el canal financiero, la inversión extranjera directa procedente de EE.UU. representó en 2023 casi el 27% de la IED total en España, por lo que el impacto a través de este canal podría ser elevado, sobre todo si parte de estos flujos están relacionados con la producción de bienes que se exportan a los Estados Unidos”.

Y añade que: “El escenario más negativo para España sería en el que la subida de aranceles no es generalizada, sino selectiva, y que los sectores que terminen siendo afectados sean precisamente aquellos en los que el país muestra un mayor volumen exportador con EE.UU.”. La Cámara de Comercio también pronostica un “impacto limitado”, ya que las exportaciones españolas a EU suponen un 2,3% del PIB nacional, la mitad de lo que representan de media en la UE27, un 4,6% del PIB, entre las que destacan los bienes de equipo, los productos semimanufacturados y los productos semialimentarios”. No obstante, prevén que el impacto sea mayor porque “afectaría de manera indirecta a otras ramas de la economía que añaden valor añadido a productos que se exportan a EU desde otros países”.

Jaime Montalvo detalla que “dependiendo de los sectores eventualmente afectados, la imposición de aranceles adicionales a partir del 10% generaría disrupciones y aumentaría los precios de los productos españoles implicados, en el mercado estadounidense”. Si bien precisa que aún no hay medidas concretas, “la experiencia previa es que estas medidas arancelarias pueden impactar severamente determinadas exportaciones, como ocurrió en 2019 con el aceite de oliva y la aceituna de mesa que perdieron hasta un 60% de su cuota en EE.UU.”.

El director senior de Asuntos Europeos de LLYC precisa que “los aranceles estadounidenses a España resultarían en una bajada significativa de nuestras exportaciones a este país”. A pesar de que comprender que el impacto económico en España sería “limitado” si se compara con países como Alemania, Francia o Italia o por el déficit comercial con Estados Unidos, también pone de relieve que “las guerras comerciales siempre afectan negativamente a ambas partes implicadas y veríamos a muchas empresas en diversos sectores repartidos por toda la geografía nacional sufriendo consecuencias negativas completamente innecesarias”.

Jaime Montalvo, director Internacional de la Cámara de Comercio de España

Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research

PLAN DE DEFENSA ANTE TRUMP

La Comisión Europea quiso mostrarse contundente al anunciar que “protegerá los intereses de las empresas, los trabajadores y los consumidores” europeos frente a las “medidas injustificadas”, “ilegales” y “económicamente contraproducentes” que se están impulsando desde EE.UU. Sin embargo, Ángel Álvarez Alberdi de LLYC advierte que “la administración Trump no considera a la UE como un interlocutor internacional a tener en cuenta. Es una concepción trufada de realismo político similar a la que ya se vio con Thatcher, en donde la UE es, en esencia, una administración supranacional eminentemente débil y sin fuerza coercitiva, mientras que los actores relevantes son los países individuales, en este caso los Estados Miembros de la Unión”.

A su entender, la Casa Blanca podría llevarse una sorpresa, ya que “es evidente que la Unión Europea está particularmente bien preparada para responder en el marco de una guerra comercial con Estados Unidos: por una parte, con una respuesta inmediata que consista en la imposición de aranceles recíprocos, y por otra, buscando nuevos socios comerciales privilegiados, como se vio con el cierre del acuerdo Mercosur (independientemente de que ciertos aspectos sean mejorables)”. En este sentido, apuesta por la negociación, pero sin dejar de lado los intentos de reducir el desbalance comercial, “comprando más productos estadounidenses, pero todo dentro de una mesura y siendo conscientes de la fuerza específica de la UE en el ámbito del comercio internacional”.

En la misma línea está Montalvo, quien recalca que España tiene a su favor la política comercial común de la UE, “que permite al bloque actuar de manera unificada frente a medidas proteccionistas de otros países”. ¿Cómo lo haría? desde imponer aranceles de represalia o presentar disputas ante la Organización Mundial del Comercio hasta tomar medidas antidumping y anti-subvenciones, para proteger a sus industrias de prácticas desleales. “Además de las medidas reactivas, España y la UE están trabajando en fortalecer su autonomía estratégica para reducir la dependencia de mercados externos. En esta línea se enmarcan iniciativas como la nueva Ley de Industria y Autonomía Estratégica”.

Jaime Montalvo, director Internacional de la Cámara de Comercio de España

Jaime Montalvo, director Internacional de la Cámara de Comercio de España

Cardoso ahonda en cuáles son las otras opciones de Europa y España para hacer frente a la ofensiva arancelaria. “Por un lado, el mercado está haciendo parte del trabajo con una depreciación del euro frente al dólar que compensa, en parte o completamente, el impacto de los mayores aranceles. En particular, estimamos que con una depreciación del euro/dólar del 10%, y suponiendo que todo lo demás se mantenga constante, podríamos esperar un aumento del PIB de entre tres y cuatro décimas”.

Una situación que beneficiaría particularmente al sector servicios y en particular al turismo proveniente de los EE.UU. “Dado que no se está hablando de poner aranceles a la exportación e importación de servicios, el flujo de turistas provenientes de los EE.UU. se podría incrementar como consecuencia de la mejora en la competitividad (depreciación del tipo de cambio)”.

A esto se suma la respuesta de política económica en Europa, ya que “será decisiva para determinar la magnitud y duración de los efectos sobre la actividad, en un entorno de particular incertidumbre”. Para Cardoso, la UE deberá asegurar que las empresas europeas continúen compitiendo en un entorno justo. En el escenario menos negativo, esto serviría para acelerar el proceso de integración europea y adoptar las recomendaciones de los informes Letta y Draghi para mejorar la competitividad de las empresas del continente”.

Justamente el expresidente del BCE, en un artículo de opinión escrito en Financial Times, asegura que “Europa se ha impuesto aranceles a sí misma” y aboga por un “cambio radical”. Además, advierte de que “los obstáculos regulatorios son mucho más perjudiciales para el crecimiento que cualquier cosa que Estados Unidos pudiera imponer”.

España no parece ser completamente inmune al impacto de los aranceles impulsados por Trump, aunque su exposición comercial sea relativamente baja. El futuro dependerá de la habilidad de Europa para navegar esta guerra comercial sin perder competitividad y, a la vez, aprovechar las oportunidades que puedan surgir, como una mayor integración económica y una revitalización de su defensa.

Lea el reportaje completo en el número de abril de Business People

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