El líder independentista Carles Puigdemont ha hecho pública su preocupación por la división en las fuerzas independentistas tras los resultados de las elecciones catalanas. En una declaración reciente, lamentó los efectos negativos que podría tener para Cataluña la reedición de un gobierno tripartito y extendió la mano a ERC para explorar la formación de un gobierno nacionalista de neoconvergentes y republicanos.
Aunque esta opción no alcanza una mayoría absoluta, Puigdemont sugiere que, con el apoyo de la CUP y Aliança, podría obtener una mayoría simple en segunda vuelta. «Estamos en condiciones de construir un gobierno sólido de obediencia netamente catalana«, afirmó, dejando entrever la posibilidad de retirar su apoyo al PSOE en el Congreso si no se satisfacen sus demandas.
La amenaza de Puigdemont dirigida a La Moncloa y la voluntad anunciada por Salvador Illa de presentarse al debate de investidura del 25 de junio anticipan días de intensas negociaciones y presiones sobre ERC. Puigdemont sostiene que «hay margen» para maniobrar y presionar al PSOE, un mensaje que refleja la incertidumbre política en Cataluña tras los comicios del 12-M.
Sin embargo, esta estrategia enfrenta obstáculos significativos, como la lealtad y obediencia del PSC a Illa, quien ha obtenido un resultado histórico en las elecciones. A pesar de las amenazas de Puigdemont, la formación de un gobierno netamente nacionalista y presidido por Junts parece improbable dada la independencia del PSC respecto al PSOE.
Las declaraciones de Puigdemont y la respuesta de Illa anticipan un periodo de negociaciones tensas y decisiones difíciles para ERC. La incertidumbre política en Cataluña se profundiza con la amenaza de retirada de apoyo al PSOE y la búsqueda de una mayoría parlamentaria que refleje los intereses nacionalistas.