Reeves (Reino Unido) denuncia agujero de 26.700 millones en las cuentas públicas

La nueva ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, acusa a su predecesor de dejar un déficit de 22,000 millones de libras y anuncia recortes severos para equilibrar las cuentas.

Rachel ReevesRachel Reeves

La nueva ministra de Economía del Reino Unido, Rachel Reeves, ha tomado medidas drásticas para equilibrar las finanzas que heredó del Partido Conservador. En una declaración contundente que dejó en silencio al Parlamento, Reeves acusó a su predecesor, Jeremy Hunt, de dejar un déficit de 22.000 millones de libras (unos 26.700 millones de euros) debido a «reducciones de impuestos sin financiación y gastos descontrolados» en varios departamentos. Además, criticó las promesas de gastos «financiadas múltiples veces por la misma fuente de ingresos». Reeves subrayó que, si no pueden pagar algo, no pueden permitírselo.

La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria del Reino Unido, similar a la AIReF española, expresó su preocupación sobre la «credibilidad y transparencia» de las cuentas del anterior gobierno conservador. Encontraron un exceso de gasto de 21,900 millones de libras, el mayor déficit presupuestario en un solo año en tiempos recientes, excluyendo los años del COVID. También señalaron que las previsiones salariales eran demasiado bajas, con solo un 2% de aumento para empleados públicos, mientras que la inflación había llevado a acordar aumentos de entre el 4% y el 6%. El Instituto de Estudios Fiscales advirtió que el anterior gobierno había gastado varias veces los 9,000 millones de la «reserva de emergencia», dejando deudas donde debería haber ahorros. Uno de sus economistas, Ben Zaranko, resumió la situación diciendo que «Reeves tiene motivos para estar furiosa».

Para solucionar este problema, Reeves anunció una serie de recortes y cancelaciones. Eliminó las ayudas a la calefacción para pensionistas que no sean considerados vulnerables y anunció recortes por valor de 3,000 millones en el gasto corriente de la Administración. También implementó una promesa del Partido Laborista de cobrar el IVA a los colegios privados, que hasta ahora estaban exentos. Además, canceló las inversiones en la extensión de dos autopistas y revisará el gasto en transporte del anterior gobierno, que había prometido inversiones de 1,600 millones más de lo presupuestado. También prometió procesar las solicitudes de asilo en lugar de almacenarlas, lo que generaba un gasto adicional de 4,600 millones. La venta de acciones de NatWest, un banco nacionalizado durante la crisis de 2008, se realizará de forma privada para evitar descuentos tradicionales.

Reeves acusó a sus predecesores de hacer promesas «imaginarias» de recortes de impuestos y aumentos de gasto sabiendo que no las cumplirían. Señaló que el déficit contable se asemeja mucho a los 20,000 millones de libras que Hunt recortó en cotizaciones sociales el año pasado en un intento desesperado de mejorar su situación en las encuestas. Además, criticó al gobierno saliente por no incluir en sus últimas cuentas los 2,000 millones de ayuda a Ucrania entregados este año y por prometer «hospitales fantasma» mientras el Sistema de Salud está al borde del colapso.

Reeves prometió realizar revisiones de gasto a tres años vista para que todos los ministerios tengan una «certeza» sobre sus presupuestos a medio plazo, evitando que futuros gobiernos gasten sin control. Advirtió que tendrá que tomar «decisiones difíciles» en los próximos presupuestos, pero reiteró su promesa de no aumentar los impuestos a las clases trabajadoras, manteniendo intactos el IRPF y las cotizaciones sociales.

Hunt, visiblemente enojado, acusó a Reeves de manipular las cuentas para justificar posibles aumentos de impuestos en los próximos presupuestos, contradiciendo sus promesas. También le recordó que la decisión de aumentar los salarios de sanitarios, policías, profesores y militares en torno a un 5%, en lugar del 2% previsto por el gobierno anterior, fue «una decisión suya». Reeves respondió que «lo único que debería haber dicho hoy es ‘perdón'».

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