En medio de un panorama marcado por la retirada de licencias para operar en Venezuela y las tensiones arancelarias globales, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, se reunió con el Secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright.
El encuentro tuvo lugar durante la Alaska Sustainable Energy Conference, aunque no trascendieron detalles específicos de la conversación,
Estados Unidos es actualmente el mayor país productor para Repsol, con 190.000 barriles equivalentes de petróleo al día, lo que representa un tercio de su producción global.
La compañía opera allí con más de 800 empleados y mantiene activos en expansión, como Leon-Castile —previsto para arrancar en agosto— y la primera fase de Pikka, que comenzará antes de finalizar el año.
En el ámbito renovable, Repsol desembarcó en 2021 con la compra del 40% de Hecate Energy.
Desde entonces, alcanzó más de 2.000 MW de capacidad solar y eólica, tanto instalados como en desarrollo.
Pese a esta sólida presencia, Imaz dejó claro recientemente que se aplazan nuevas inversiones en EEUU hasta conocer el impacto de las políticas arancelarias bajo la administración de Donald Trump.
“Preferimos tener todas las cartas en nuestras manos para jugar… Veremos cómo se desarrolla esta negociación a nivel mundial y, específicamente, entre Europa y Estados Unidos”, dijo Imaz.
Venezuela para Repsol
Simultáneamente, Repsol enfrenta el reto de mantener su actividad en Venezuela, donde el 27 de mayo expiró la licencia estadounidense que permitía la producción de crudo.
Aun así, Imaz afirmó ante sus accionistas que seguirán operando respetando “la legalidad venezolana e internacional, incluida la de los Estados Unidos”.
Con una producción diaria de 67.000 barriles (85% gas), Venezuela representa el segundo mayor mercado para Repsol, igualado con Trinidad y Tobago y solo por detrás de EE.UU.
En 2024, la empresa obtuvo 24 millones de barriles del país sudamericano y cerró el ejercicio con una exposición patrimonial de más de 500 millones de euros.
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