En una ofensiva diplomática de última hora, la presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, y el vicepresidente y ministro de Economía, Guy Parmelin, viajaron este martes a Washington.
La intención es renegociar los nuevos aranceles del 39% que Estados Unidos impuso sobre buena parte de las exportaciones helvéticas.
La medida, anunciada el pasado 31 de julio por la administración estadounidense, supone la carga arancelaria más alta entre los países europeos y una de las más severas a nivel global.
A menos de 48 horas de su entrada en vigor, prevista para el jueves 7 de agosto, el Gobierno suizo confirmó que la delegación intentará abrir canales de diálogo urgentes con autoridades estadounidenses para buscar un acuerdo más favorable.
“Para facilitar reuniones con las autoridades estadounidenses a corto plazo y mantener conversaciones con miras a mejorar la situación arancelaria de Suiza”, comunicó el Consejo Federal.
Junto a Keller-Sutter y Parmelin, viajan Helene Budliger Artieda, secretaria de Estado de Asuntos Económicos (SECO), y Daniela Stoffel, secretaria de Estado de Finanzas Internacionales (SIF).
La estrategia de Suiza
El viaje se aprobó tras una reunión extraordinaria celebrada ayer en Berna, en la que el Consejo Federal reafirmó su compromiso de defender el acceso equitativo de las exportaciones suizas al mercado estadounidense.
“El objetivo es presentar una oferta más atractiva a Estados Unidos para intentar reducir los aranceles recíprocos a las exportaciones suizas, teniendo en cuenta las preocupaciones de Estados Unidos”, explicó el Ejecutivo helvético.
Actualmente, casi el 60% de los productos suizos destinados a EEUU se verían afectados por el nuevo arancel.
Socios comerciales similares como la UE, Reino Unido o Japón enfrentan tasas significativamente menores, del 10% al 15%.
“Suiza entra en esta nueva fase dispuesta a presentar una oferta más atractiva”, reiteró el Consejo Federal.
Recalcó que el país no aplica subsidios industriales distorsivos y ha eliminado todos los aranceles a productos industriales desde enero de 2024.
Pese a la tensión, el Gobierno helvético aclaró que “no está considerando actualmente ninguna contramedida”.
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