Wall Street avanza hacia nuevos máximos históricos, impulsado por unos pocos gigantes tecnológicos y la euforia de los inversores minoristas. Pero detrás de esta subida se esconde un choque estratégico creciente entre dos bandos: por un lado, los grandes fondos institucionales, que protegen su capital apostando por invertir “Anywhere But USA” — de ahí el acrónimo ABUSA — y por otro, los inversores retail, que creen que Donald Trump “amenaza pero no actúa realmente”, resumido en el acrónimo TACO, “Trump Always Chickens Out” (Trump siempre se acobarda).
ABUSA refleja la prudencia de los gestores globales que temen:
Los déficits gemelos (fiscal y comercial) fuera de control en EE.UU.,
La inestabilidad geopolítica,
Una Reserva Federal bajo presión,
Y especialmente el retorno de Trump con un discurso más agresivo, proteccionista y menos negociador.
En cambio, los inversores minoristas apuestan por la repetición del guion ya vivido: amenazas comerciales que terminan en retrocesos o suavización de las tensiones, como en 2019 y 2020. Esto alimenta una estrategia especulativa muy activa, impulsada por el uso masivo de opciones 0DTE (de vencimiento el mismo día), que representan el 61% del volumen del mercado de opciones en EE.UU. Actualmente, millones de pequeños inversores compran calls y puts para movimientos inmediatos del S&P 500, generando rallys técnicos autoalimentados.
Este choque de visiones muestra un mercado dividido:
Los institucionales, más cautos, se mantienen al margen y podrían sufrir la FOMO (miedo a quedarse fuera) si el rally continúa, viéndose forzados a entrar a precios más altos.
Los minoristas, impulsados por la confianza en que Trump no pasará a la acción, podrían quedar atrapados si los riesgos políticos y económicos finalmente se materializan y provocan una fuerte corrección.
La incertidumbre sigue siendo alta. Si Trump impone aranceles fuertes, abre un nuevo frente con China o presiona a la Fed para decisiones inesperadas, la corrección podría ser violenta y afectar principalmente a los inversores más expuestos a la especulación diaria.
En definitiva, Wall Street hoy es un campo de batalla entre dos realidades: la prudencia basada en riesgos sistémicos frente a la euforia especulativa basada en la narrativa y la memoria reciente. La bolsa, como siempre, no permite que ambas verdades coexistan mucho tiempo sin que una termine imponiéndose.
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