El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado este martes la tensión comercial con la Unión Europea, amenazando con imponer aranceles del 35% si el bloque no cumple con su promesa de invertir 600.000 millones de dólares en el país norteamericano. Esta advertencia se produce apenas una semana después del acuerdo comercial cerrado el pasado 27 de julio con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En una entrevista con la cadena CNBC, Trump defendió su postura asegurando que “esto no es un regalo… no es un préstamo”, y advirtió que si la UE no cumple con el compromiso, “pagarán aranceles del 35%”. “Nos han estado explotando durante muchos años. Es hora de que paguen, y tienen que pagar”, sentenció.
El pacto entre Bruselas y Washington incluía una reducción arancelaria al 15% —frente al 30% anterior— sobre gran parte de las importaciones europeas, a cambio de una inversión de 600.000 millones de dólares en infraestructuras energéticas en EE. UU. y la compra de energía estadounidense por un valor estimado de 750.000 millones.
Mientras tanto, la Comisión Europea ha iniciado el procedimiento para suspender temporalmente las contramedidas arancelarias que tenía preparadas en caso de ruptura del acuerdo. El portavoz de Comercio de la CE, Olof Gill, ha confirmado este martes que se ha puesto en marcha el procedimiento de urgencia para paralizar la entrada en vigor de aranceles europeos, prevista para el próximo 7 de agosto.
“El proceso debería completarse en las próximas dos semanas, tras la aprobación por mayoría simple de los Estados miembros”, ha explicado Gill, añadiendo que el objetivo es “evitar una guerra comercial que habría sido peor”.
La UE tenía preparado un paquete de represalias valorado en 93.000 millones de euros, que ahora queda en pausa mientras se define cómo se aplicará exactamente el acuerdo político alcanzado entre Trump y Von der Leyen en Escocia. Entre los compromisos europeos figuran también compras estratégicas de gas, petróleo, energía nuclear, chips de inteligencia artificial y material militar estadounidense.
Por ahora, la pelota está en el tejado de Bruselas. Y Trump, fiel a su estilo, vuelve a poner a Europa contra las cuerdas.
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