A tan solo horas del esperado encuentro entre delegaciones de alto nivel de Estados Unidos y China, el presidente Donald Trump atiza el fuego de la guerra comercial.
En un mensaje en su red TruthSocial, Trump afirmó que un arancel del 80% sobre productos chinos le parecía “correcto”, dejando entrever su postura firme antes de la primera ronda de conversaciones oficiales sobre tarifas desde que su Administración impuso los gravámenes iniciales.
El comentario, acompañado por la frase “depende de Scott B.” —en referencia al secretario del Tesoro, Scott Bessent—, llega en un momento en que la prensa especulaba sobre una posible rebaja de los aranceles actuales, que escalaron hasta el 145%.
La reunión con la delegación china, encabezada por el viceprimer ministro He Lifeng, se celebrará este fin de semana en Suiza y podría marcar el inicio de una desescalada comercial.
Los aranceles de Trump
El propio Trump reconoció antes que las tarifas “no se pueden subir más”, anticipando una posible bajada tras las conversaciones.
Pekín, por su parte, exigió que Washington elimine los aranceles unilaterales y reiteró su disposición al diálogo, aunque con cautela.
La reunión se produce en un contexto de tensiones económicas crecientes. Mientras China mantiene su ritmo exportador, el déficit comercial estadounidense marcó un récord en marzo, contradiciendo los objetivos proteccionistas de Trump.
Analistas de ING señalan que los aranceles podrían estar perdiendo efectividad, ya que los importadores estadounidenses continúan comprando productos chinos pese a los sobrecostes.
Pese a las expectativas, firmas como Commerzbank y Oxford Economics advierten que los avances serán limitados y lentos.
“Los elevados aranceles bilaterales actuales y la postura de los funcionarios chinos de ‘todo o nada’ presagian un prolongado proceso de negociación”, han indicado.
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