TGI Fridays está atravesando un momento complicado tras el cierre de aproximadamente 50 de sus restaurantes en Estados Unidos, lo que deja a la cadena con solo 164 locales operativos, una drástica caída desde los 213 que tenía anteriormente. Esta decisión, reportada por CNN, sigue a un cierre previo de 36 establecimientos en enero, que la empresa justificó como parte de una “estrategia de crecimiento” para optimizar su red.
Los cierres recientes abarcan varios estados clave, incluidos California, Nueva York y Florida. Algunas ciudades, como Columbus y Buffalo, han visto el fin total de sus operaciones, lo que sugiere una retirada significativa de esos mercados. Aunque la cadena no ha publicado una lista oficial de los locales afectados, informes locales han señalado varias ubicaciones, como los restaurantes en Bridgewater y Watchung en Nueva Jersey.
TGI Fridays tiene una dura competencia
La cadena, con sede en Dallas, se enfrenta a una dura competencia y a un cambio en las preferencias de los consumidores, quienes han comenzado a optar por opciones de comida rápida más asequibles debido a la inflación. Esta situación ha impactado negativamente sus ventas. Para agravar aún más la crisis, se reporta que TGI Fridays está en conversaciones con prestamistas para obtener financiamiento, preparándose posiblemente para un proceso de bancarrota bajo el Capítulo 11. Esto les permitiría reestructurar sus deudas y deshacerse de contratos de arrendamiento de locales que no son rentables.
Analistas de la industria advierten que la reducción en el número de restaurantes, junto con la feroz competencia y los cambios en los hábitos de consumo, han colocado a la compañía en una situación financiera precaria. John Bringardner, un analista de Debtwire, señaló que la empresa “no ha podido manejar su deuda” y que un anuncio de bancarrota podría ser inminente, especialmente antes del próximo ciclo de pagos de arrendamiento.
Este panorama se alinea con las dificultades que han enfrentado otras cadenas de restaurantes en el último año. Marcas como Red Lobster y Buca di Beppo también han tenido que recurrir a la bancarrota, lo que refleja una tendencia más amplia en la industria, donde muchas empresas están reevaluando sus modelos de negocio ante un entorno económico desafiante.
Con el futuro de TGI Fridays en la cuerda floja, la atención se centra en cómo se llevará a cabo el proceso de reestructuración y su impacto en los empleados y en la oferta de productos. La falta de un plan claro y la incertidumbre sobre el futuro inmediato han generado inquietud tanto entre los trabajadores como entre los consumidores sobre la viabilidad de la compañía en el competitivo mercado actual.
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