En un giro histórico, el Partido Laborista británico ha obtenido una abrumadora victoria en las elecciones parlamentarias celebradas este jueves en el Reino Unido. Según el recuento oficial, los laboristas han logrado 411 escaños, frente a los 119 obtenidos por el Partido Conservador, actualmente en el gobierno. Este resultado marca el peor desempeño de los conservadores en la historia moderna del país.
El triunfo de los laboristas significa que Keir Starmer, de 61 años, se convertirá en el próximo primer ministro del Reino Unido, reemplazando al conservador Rishi Sunak. Starmer, al recibir la noticia de su victoria en su circunscripción, declaró: «La gente de aquí y de todo el país ha hablado y está preparada para el cambio, para la política de los resultados, para volver a la política como servicio público». A las 5:00 am del viernes, hora local de Londres, Starmer reiteró desde el centro de la ciudad su agradecimiento a los votantes y afirmó: «El cambio comienza ahora». Subrayó que el «cambiado» Partido Laborista está listo para servir al Reino Unido.
Rishi Sunak, por su parte, reconoció la derrota y asumió la responsabilidad del fracaso de su partido. «Llamé a Keir Starmer para felicitarlo por su victoria. Hoy el poder cambiará de manos de manera pacífica y ordenada», afirmó. La debacle conservadora se agravó con la pérdida de escaños por parte de varios miembros prominentes del gobierno, como el secretario de Defensa, Grant Shapps, y el secretario de Justicia, Alex Chalk. Incluso la exprimera ministra Liz Truss perdió su escaño, admitiendo que el partido no cumplió con las políticas que la gente demandaba, como mantener impuestos bajos y reducir la inmigración.
El retorno del Partido Laborista
El Partido Laborista regresará al poder después de 14 años de gobiernos conservadores, superando ampliamente la mayoría necesaria en la Cámara de los Comunes (326 escaños) para gobernar en solitario. Este colapso de los conservadores es particularmente impactante dado su triunfo histórico en las elecciones de diciembre de 2019 bajo el liderazgo de Boris Johnson, quien obtuvo la mayor victoria conservadora desde 1987, cuando gobernaba Margaret Thatcher.
Los resultados detallan que el Partido Conservador obtuvo aproximadamente el 22,7% de los votos, casi un 20% menos que en 2019, mientras que el Partido Laborista alcanzó el 35,5%. Además, los liberales demócratas lograron 71 escaños, los nacionalistas escoceses del SNP obtuvieron 8, los populistas de derecha de Reform UK se quedaron con 4, y los nacionalistas galeses de Plaid Cymru también con 4. Estos resultados representan un gran avance para los liberales demócratas, que en 2019 solo tenían 11 diputados. Su líder, Ed Davey, afirmó que su partido está en camino de lograr su «mejor resultado en un siglo», habiendo llevado a cabo una campaña inusual que incluyó actividades llamativas como lanzarse por un tobogán o hacer puenting.
Fracaso para los conservadores
A pesar de los esfuerzos de Sunak, los conservadores no lograron revertir una derrota que las encuestas ya anticipaban. Expertos señalan que parte de la debacle conservadora se debe al partido populista de derecha Reform UK, que, aunque solo consiguió 4 escaños, obtuvo el 14.5% de los votos, impactando negativamente en los resultados conservadores en varias circunscripciones.
La campaña laborista se centró en la palabra «cambio», en un momento en que el país enfrenta significativos problemas económicos y sociales, incluida una alta inflación y dificultades en el sistema de salud pública, el NHS. Estos factores, sumados a la sensación de estancamiento económico y el número récord de migrantes, motivaron a los votantes a optar por un cambio.
Las elecciones se adelantaron por decisión de Sunak, quien en mayo anunció el adelanto de los comicios debido a las «circunstancias inciertas» que enfrentaba el país, como la guerra en Ucrania y la inflación. Las presiones internas también jugaron un papel en esta decisión.
Ahora, se espera que Rishi Sunak presente su dimisión formal al rey Carlos, quien luego pedirá a Keir Starmer que forme el nuevo gobierno. Según la tradición británica, la transferencia de poder será rápida y eficiente, y Starmer se instalará en Downing Street para liderar el nuevo gobierno laborista. Por su parte, Sunak podría convertirse en el líder de la oposición, aunque su futuro al frente del Partido Conservador aún es incierto.
© Reproducción reservada