Cirsa se prepara para dar el salto a bolsa y lo hace a lo grande. La compañía del sector del juego acaba de confirmar que planea recaudar 460 millones de euros con su salida al parqué: 400 millones vía nuevas acciones y otros 60 millones con una venta de títulos ligada a directivos que ya estaban dentro del accionariado.
Todo esto llega con una estimación de cuánto podría valer la compañía una vez cotice: su socio mayoritario, Blackstone, pone sobre la mesa una horquilla de valoración que va de los 4.500 a los 5.500 millones de euros. Ojo, que eso implicaría una prima notable respecto al resto del sector en Europa.
Si nos vamos al extremo más alto (5.500M€), estaríamos hablando de pagar un 30% más que la media del sector, según los múltiplos de beneficios estimados para 2025. En el peor de los casos (4.500M€), la prima sería del 8%. El punto medio, un 20%. Pero ya se sabe cómo va esto: los precios pueden moverse hasta el último momento, y no sería raro que salieran con algo de descuento inicial (10%-15%) para hacer más atractiva la operación. Aunque hay excepciones, como Puig, que salió con prima y aún así funcionó.
El mercado del juego, en plena forma
¿Por qué ahora? Cirsa está aprovechando una ventana de oportunidad. El mercado bursátil europeo está más estable que hace unos meses, a pesar de las tensiones geopolíticas. Para ponerlo en contexto: el Ibex 35 sube un 35% este año y Lottomatica, una empresa del mismo sector cotizada en Italia, ha subido casi un 80% solo en 2025.
Y eso no es todo: Lottomatica salió a bolsa hace apenas dos años y desde entonces ha subido más de un 170%. Su principal accionista, Gamma Intermediate (Apollo), acaba de vender el 21,3% que aún tenía, y según Bloomberg, más de 130 fondos han mostrado interés. Este movimiento demuestra que el sector del juego en Europa está en el punto de mira de los inversores, lo que pone a Cirsa en una posición interesante.
¿Y qué va a hacer Cirsa con todo ese dinero?
Según el documento oficial (el famoso ITF), Cirsa quiere destinar 375 millones de euros de lo que capte a acelerar su crecimiento: tanto vía adquisiciones como expansión orgánica. También quiere reducir deuda, pasando de un ratio de apalancamiento de 3,3x a 2,7x (vamos, sanear cuentas y ganar músculo financiero).
Joaquín Agut, el CEO, lo resume así: “Hemos crecido un montón gracias a nuestras compras y a la alianza con Blackstone en 2018. Ahora queremos seguir por ese camino”. También aclara que parte de las acciones en venta están en manos de directivos y empleados, que pasarán de tener participaciones indirectas a estar dentro del capital de forma directa.
La colocación total, aunque potente, es algo más baja de lo que se rumoreaba hace semanas, cuando se hablaba de hasta 750 millones. Aun así, es una operación seria, que sigue el guion que marcó Blackstone en mayo con la emisión de bonos para rebajar deuda.
Números que respaldan la jugada de Cirsa
Cirsa no llega a bolsa de vacío. El grupo catalán está creciendo con fuerza: espera cerrar 2025 con un ebitda entre 740 y 750 millones de euros, lo que supone un salto del 6%-7% respecto a este año. Las ventas se moverían entre los 2.280 y 2.330 millones, otro crecimiento del 6%-8%.
Tras dejar atrás lo peor de la pandemia, y con un primer semestre muy sólido (+20% en beneficios), Cirsa reafirma su apuesta: seguir invirtiendo fuerte (hablan de 500 millones en los próximos 3 años) y rebajar su deuda a ratios de 2x-2,5x.
Además, se compromete a repartir un dividendo del 35% del beneficio neto ajustado, lo que siempre suma puntos para atraer al inversor clásico.
¿Qué viene ahora?
Toca esperar a ver cómo evoluciona el mercado y qué precio definitivo eligen para su estreno. Pero una cosa está clara: el momentum es bueno, el sector está caliente, y Cirsa quiere aprovecharlo para reforzar su liderazgo y seguir creciendo a nivel internacional.
Veremos si esta apuesta le sale tan bien como a otros nombres del sector. De momento, los ingredientes están sobre la mesa.
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