El grupo de trabajo que montó el Banco de España para proponer cambios en su propia Ley de Autonomía está a punto de sacar su informe final. Se espera que lo publiquen en unas semanas, y llega justo cuando el banco está en medio de una reestructuración interna que ha dado bastante que hablar, especialmente por los cambios en su servicio de estudios.
Entre los temas calientes que recoge ese informe (que no es vinculante, por cierto), está la propuesta de alargar el mandato del gobernador, que ahora mismo es de seis años y no se puede renovar. El debate, que parecía cerrado, vuelve a la mesa justo cuando el nuevo gobernador, José Luis Escrivá, lleva poco en el cargo.
Este comité de expertos se creó casi a la vez que Escrivá llegó al puesto, sin una hoja de ruta demasiado concreta. Solo sabíamos que buscaban formas de hacer el banco más independiente y transparente. Pero ahora, según fuentes cercanas al proceso, una de las ideas estrella es precisamente cambiar la duración del mandato.
La directora del grupo, Lucía Rodríguez, trabaja codo con codo con los economistas Rosa Lastra, Joaquín Vial y Daniel Innerarity. Y lo que proponen tiene lógica: el Banco de España es una excepción dentro de la OCDE, donde lo normal es que los gobernadores duren ocho años o más (en el Bundesbank alemán, por ejemplo, pueden estar hasta 16).
Dos opciones sobre la mesa para el Banco de España
El grupo baraja dos modelos:
Mandato único de ocho años, como hace el Banco Central Europeo. Este modelo vendría con un sistema de elección más exigente. Olvídate de ese pacto tácito entre el Gobierno y la oposición que tantas veces se ha roto. Con esta fórmula, habría que votar al gobernador y subgobernador en el Congreso y sacar mayoría.
Mandato inicial de cuatro años, renovable por otros cuatro. Esta opción genera más dudas. ¿Por qué? Porque podría coincidir con el calendario electoral y abrir la puerta a que el partido en el poder elija a alguien afín. Justo lo que se quiere evitar.
¿Y qué opina Escrivá?
Aunque Escrivá aún no conoce los detalles del informe el grupo de trabajo funciona de forma independiente, sí tiene una postura clara: le da igual si son seis u ocho años, lo importante es que no se pueda renovar el mandato. Lo ha repetido en público y su visión encaja con la del BIS (Banco Internacional de Pagos) y el FMI.
Su antecesor, Pablo Hernández de Cos, pensaba diferente. En 2020 defendió en el Congreso que se alargara el mandato a ocho años y que también se impidiera renovar a los consejeros del banco, para blindar aún más su independencia.
Revuelo en Cibeles
Todo esto sucede mientras el Banco de España vive una sacudida interna. En los últimos meses ha habido dimisiones, cambios de sillas y un rediseño importante de su estructura. El servicio de estudios, una de sus áreas clave, ha sido reorganizado completamente. Ángel Gavilán, que lo dirigía, dimitió justo después de presentar el informe anual de 2024, un documento que muchos criticaron por no profundizar en temas como la crisis del sistema de pensiones.
Ahora, las cuatro áreas del servicio se han reducido a dos grandes divisiones, lo que ha despertado recelos por si eso significa menos peso para este departamento. Aunque dicen que habrá más personal, el movimiento se ve con cierta desconfianza. Además, Carlos Thomas, que era el número dos de Gavilán, ha sido trasladado a otra división, y su puesto lo tomará Galo Nuño.
¿Y ahora qué?
La comisión liderada por Lucía Rodríguez sigue trabajando, pero no sin polémicas. El primer elegido para dirigirla, Fernando Fernández, dimitió antes de empezar, en plena tormenta por los nombramientos de Escrivá y Soledad Núñez, que se hicieron sin acuerdo con el Partido Popular.
Ahora, con el informe a punto de ver la luz y el banco aún sacudiéndose los cambios, toca ver si estas propuestas calan en el Congreso. Porque si se aprueban, podrían cambiar por completo el juego de poder en una de las instituciones clave del país.
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