La aprobación de la extensión del impuesto a la banca en España, ahora vigente hasta 2028 y con una estructura más progresiva, ha generado turbulencias en el sector financiero y en el mercado bursátil. El nuevo esquema fiscal, que grava los beneficios de los bancos en tramos que van del 0% (para los primeros 100 millones de euros) al 7% (para ganancias superiores a 5.100 millones), promete un impacto diferenciado entre las entidades.
Según los análisis de Barclays, CaixaBank se lleva la peor parte, con un recorte del 2% en su beneficio por acción estimado para 2025, un dato que se ha reflejado inmediatamente en el mercado.
La bolsa no perdona
Desde el anuncio, el sector bancario español ha acumulado pérdidas del 5% en su valor, frente al retroceso del 0,9% del índice Ibex 35. CaixaBank, como era de esperarse, lidera las caídas, con una penalización del 7% en bolsa, muy por encima de la disminución estimada en sus beneficios.
El golpe también ha alcanzado a BBVA y Santander. BBVA ha retrocedido un 5%, pese a que su deterioro en beneficios se proyecta en solo un 0,2%, mientras que Santander ha perdido más del 4% en bolsa, con un impacto estimado en beneficios del 0,3%.
Sin embargo, incluso las entidades beneficiadas por el nuevo esquema fiscal, Bankinter, Unicaja y Sabadell, han sufrido pérdidas en los últimos días, cayendo un 1,5%, 4% y 5%, respectivamente.
El impuesto: ¿necesario o perjudicial?
Desde Deutsche Bank se señala que, aunque el impuesto no debería ser motivo de preocupación inmediata para el mercado, su extensión a largo plazo puede contribuir a la estigmatización de los bancos españoles, especialmente los más enfocados en el mercado doméstico. Sin embargo, reconocen que la nueva estructura corrige ciertos desequilibrios de la versión anterior, ofreciendo un alivio a entidades como Unicaja. Que ahora son gravadas de manera más proporcional.
“En general, el impacto final no será demasiado dañino, incluso para los más afectados como CaixaBank”, afirman desde la entidad alemana. Aun así, el impuesto plantea dudas entre los accionistas, en un contexto donde la incertidumbre sobre la política fiscal y regulatoria sigue siendo alta.
El camino cuesta arriba
El índice Ibex Banks, que aglutina al sector bancario en España, ha caído a niveles no vistos desde agosto, alejándose más de un 10% de los máximos alcanzados en abril de este año. Bankinter es la entidad que mejor se ha mantenido, con un retroceso del 8% desde su techo anual, mientras que BBVA ha sufrido una caída superior al 20%, impulsada además por la incertidumbre alrededor de su opa sobre Sabadell.
Por su parte, Sabadell, Unicaja, Santander y CaixaBank enfrentan caídas de doble dígito desde sus máximos anuales, afectados no solo por el nuevo impuesto, sino también por las expectativas de una aceleración en las bajadas de tipos de interés.
¿Qué sigue para la banca española?
La ampliación del impuesto no es una sorpresa, pero sí un recordatorio del delicado equilibrio que los bancos deben mantener entre cumplir con las nuevas normativas y garantizar la confianza de los inversores. Con las bajadas de tipos en el horizonte y un mercado cada vez más volátil, las entidades financieras tienen un terreno complicado por delante para recuperar sus niveles máximos y mantener su rentabilidad a largo plazo.
Este movimiento fiscal no solo redefine la relación entre el gobierno y la banca, sino que también marca una etapa de mayor escrutinio sobre cómo las entidades gestionan sus ganancias en un entorno donde la presión pública y política es constante.
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