La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea establece un cronograma para la implementación de nuevas normas fiscales a partir de 2025. Este plan incluye varias fechas importantes hasta que los países deban retomar el cumplimiento de los objetivos de déficit y deuda, suspendidos tras la pandemia cuando era necesario permitir un mayor gasto. Aunque los países debían presentar sus planes fiscales estructurales antes del 20 de septiembre, el Ejecutivo comunitario muestra flexibilidad en los plazos, permitiendo que el Gobierno retrase esta entrega a Bruselas hasta el 15 de octubre.

Carlos Cuerpo: Moncloa.
Este miércoles, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, confirmó: «España entregará su plan fiscal estructural conforme a lo establecido en la normativa el próximo 15 de octubre, al igual que la mayoría de los Estados miembros». Esta fecha coincide con el plazo límite para presentar el plan presupuestario de 2025 y fue mencionada en respuesta a una pregunta del PP en el Congreso sobre si cumpliría con el vencimiento del viernes 20 de octubre.
Los niveles de déficit en el plan fiscal
El plan fiscal estructural es el primer documento que los países deben presentar a la Comisión Europea para asegurar que se cumplirán los límites fijados por las normas fiscales, que incluyen un déficit no superior al 3% del PIB y una deuda que no exceda el 60%. Estos planes se elaboran para un periodo de cuatro años, aunque pueden extenderse hasta siete si los Gobiernos justifican reformas e inversiones adecuadas.
Argumentos de Carlos Cuerpo
Carlos Cuerpo ha señalado que el Ministerio de Economía está trabajando en un plan que sea «creíble, realista y práctico», pero también «ambicioso». Su objetivo es «mantener la disciplina fiscal que nos ha caracterizado en los últimos años», complementada con inversiones y reformas que continúen la modernización de la economía iniciada con el Plan de Recuperación. En este contexto, defendió que las nuevas reglas fiscales «están orientadas hacia una visión a medio plazo, que permite equilibrar la consolidación fiscal con la protección de la inversión pública«.