Euskadi no logra atraer inversión extranjera nueva

El 2024 ha comenzado de manera desalentadora para la economía del País Vasco en términos de atracción de inversión extranjera. Durante el primer trimestre, la región recibió únicamente 48 millones de euros en inversión bruta, lo que representa un escaso 0,7% del total de la inversión foránea en España. Esta cifra coloca al País Vasco en la décima posición entre las comunidades autónomas más atractivas para invertir, muy lejos de los líderes indiscutibles, Madrid y Cataluña.

La situación actual recuerda al escenario del año pasado, cuando Euskadi también cerró un primer trimestre con resultados pobres en este ámbito. Sin embargo, la región logró remontar y, para diciembre, se encontraba en una destacada cuarta posición, solo por detrás de Madrid, Cataluña y la Comunidad Valenciana.

En total, Euskadi captó más del 5% de la inversión extranjera recibida en España, superando los 1.500 millones de euros. Este desempeño notable, aunque inferior al récord de 2022, fue impulsado principalmente por inyecciones extraordinarias derivadas de ventas de negocios importantes como ITP Aero y la desinversión de Siemens Gamesa en parques del sur de Europa. El año 2023 puede considerarse como un período de normalización tras ese pico excepcional, con una notable recuperación a partir del verano. Los principales aportes provinieron de Alemania y, en menor medida, de Francia, socios estratégicos que retomaron su protagonismo una vez concluidas esas grandes ventas.

En lo que va de 2024, el panorama económico-político en Euskadi ha estado marcado por el final del triple mandato de Iñigo Urkullu y el proceso de formación del nuevo gobierno de Imanol Pradales. Este cambio de liderazgo, que no incluirá a figuras clave en el ámbito empresarial como Arantxa Tapia y Pedro Azpiazu, podría haber contribuido a los bajos niveles de inversión extranjera. La región deberá esforzarse considerablemente para igualar las cifras de 2023.

Falta de suelo industrial: un problema persistente

El País Vasco, tradicionalmente un destino relevante para la inversión extranjera en España, perdió el año pasado su lugar en el podio a favor de la Comunidad Valenciana. A estas alturas, y a menos que surjan circunstancias coyunturales excepcionales, parece claro que la economía vasca no está en condiciones de competir con Madrid y Cataluña. La distancia que se abre, sobre todo con la capital, es alarmante, así como el adelantamiento de otras regiones con las que Euskadi debería poder compararse más favorablemente.

Desde círculos empresariales y políticos, se ha destacado repetidamente el problema de la falta de suelo industrial en el País Vasco. Esta carencia complica enormemente la atracción de nuevos proyectos industriales y limita el potencial de la inversión extranjera a la adquisición de empresas ya establecidas. La resolución de este problema será crucial para que Euskadi pueda mejorar su capacidad de atraer inversión y recuperar su posición en el ranking nacional.

En resumen, el inicio de 2024 ha sido desafiante para la economía vasca en términos de atracción de inversión extranjera. La región deberá abordar sus problemas estructurales, como la falta de suelo industrial, y adaptarse rápidamente a los cambios políticos para mejorar sus perspectivas y recuperar terreno frente a otras comunidades autónomas en España.

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