El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó la voz de alarma ante el aumento del riesgo geopolítico que amenaza la estabilidad financiera global.
A pocos días del inicio de sus reuniones de primavera en Washington, el organismo publicó un análisis que pone el foco en el impacto potencial de las tensiones comerciales, como las que desató Donald Trump tras el anuncio de nuevos aranceles globales.
El documento, parte del informe de Estabilidad Financiera Global, subraya que las guerras comerciales —incluidos los aranceles, sanciones y otras restricciones— pueden tener un efecto devastador sobre los mercados financieros.
Aunque estas medidas no siempre están vinculadas directamente a conflictos geopolíticos, sí pueden derivarse de ellos y, en consecuencia, afectar tanto al comercio internacional como a la inversión y la confianza empresarial.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ya expresó su preocupación por las nuevas tarifas impuestas por Trump, al afirmar que “es evidente que representan un riesgo significativo para las perspectivas mundiales en un momento de crecimiento lento”.
Sus advertencias anticipan una posible revisión a la baja de las previsiones económicas durante las reuniones de la próxima semana.
Las alarmas del FMI
El informe destaca cómo la guerra comercial de 2018 entre Estados Unidos y China perjudicó a las empresas de ambos países, no solo a las directamente afectadas, sino también a otras vinculadas a través de cadenas de suministro globales.
Este tipo de conflictos genera incertidumbre e incrementa la aversión al riesgo entre los inversores.
Más allá del ámbito comercial, el FMI también llama la atención sobre los efectos de los conflictos militares —como los de Ucrania y Gaza— en los mercados.
Estos, sostiene el organismo, tienen un impacto «desproporcionadamente mayor y más persistente» en los precios de los activos y las primas de riesgo, especialmente en economías emergentes con menor capacidad de respuesta fiscal.
El Fondo recomienda a los bancos y entidades financieras reforzar sus mecanismos de gestión de riesgos geopolíticos, e insta a los reguladores a integrarlos en sus test de estrés.
Asimismo, anima a las economías emergentes a fortalecer sus mercados financieros y marcos regulatorios, y a todas las economías a mantener reservas internacionales y márgenes de maniobra para responder a posibles sacudidas globales.
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