General Motors ha recortado drásticamente sus previsiones para 2025 tras cuantificar en hasta 5.000 millones de dólares el golpe de la guerra comercial impulsada por la administración de Donald Trump. La automovilística estadounidense, que ya había advertido de la incertidumbre generada por los aranceles, ha actualizado su guía financiera y ha rebajado su estimación de beneficio neto para el año de una horquilla de 11.200-12.500 millones a 8.200-10.100 millones de dólares.
El ajuste es significativo también en el resultado neto de explotación, que pasa de 13.700-15.700 millones a 10.000-12.500 millones. En la documentación remitida a la Comisión de Valores y Bolsa de EE UU (SEC), General Motors atribuye directamente el recorte al entorno arancelario, con un impacto estimado entre 4.000 y 5.000 millones, pese a los decretos firmados esta semana por Trump que suavizan parcialmente las medidas.
Mary Barra, presidenta y consejera delegada de General Motors, ha dirigido una carta a los accionistas en la que detalla la situación y subraya los esfuerzos de la compañía por mantener un diálogo fluido con la Casa Blanca: “Han dedicado tiempo a comprender qué se necesita para tener éxito en esta industria global altamente competitiva”, señala, al tiempo que destaca el papel central de GM en la economía estadounidense, con casi un millón de empleos ligados a su actividad y una red de 50 plantas en 19 Estados.
Entre las medidas paliativas, la Administración ha decidido que los aranceles al aluminio y acero no se aplicarán de forma acumulativa a las piezas que los contengan, y además permitirá a los fabricantes reclamar una compensación progresiva de hasta el 3,75% del valor de los vehículos fabricados en EE UU. Aun así, el nuevo esquema mantiene un alto grado de incertidumbre regulatoria para el sector.
Barra advierte que la rebaja en las previsiones se ha hecho “teniendo en cuenta el impacto positivo de las medidas adoptadas esta semana”, lo que da a entender que el escenario podría haber sido peor. GM mantiene sus planes de inversión para 2025 entre 10.000 y 11.000 millones de dólares, incluidos los destinados a producción de baterías para vehículos eléctricos.
“Seguiremos siendo ágiles y disciplinados a medida que evolucione el marco comercial”, concluye Barra, mientras el sector aguarda nuevas decisiones de la Administración y posibles avances en las negociaciones multilaterales.
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