El fondo Brookfield retira su OPA sobre Grifols

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El intento del fondo canadiense Brookfield de hacerse con la farmacéutica Grifols ha llegado a un abrupto final. Las discrepancias sobre la valoración de la compañía catalana han sido determinantes para que el fondo abandone la oferta pública de adquisición (OPA) que había despertado gran interés en el mercado. Brookfield, que había sugerido un precio de 10,5 euros por acción, no logró cerrar el acuerdo con el comité de transacción de la compañía. 

Tras el anuncio, las acciones de Grifols se desplomaron. Los títulos clase A, cotizados en el Ibex 35, bajaron un 10,63%, situándose en 9,52 euros por acción, mientras que las acciones B, en el Mercado Continuo, cayeron un 17%, quedando en 6,83 euros. 

La familia Grifols se reafirma en su posición 

Brookfield informó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) sobre su decisión de no continuar con la operación. Según fuentes internas, la familia fundadora de Grifols no tiene intención de apoyar otras ofertas. «La compañía tiene un gran valor y seguiremos con nuestro plan de expansión», afirman desde la saga fundadora, que lleva más de 115 años liderando la empresa. 

Un largo proceso que no llegó a puerto 

El interés de Brookfield se hizo público en julio y desde entonces avanzó considerablemente en la revisión financiera de la compañía (‘due diligence’). Sin embargo, los 10,5 euros por acción propuestos nunca convencieron al comité de transacción ni al consejo de administración, que consideraban que la cifra no reflejaba el verdadero valor de Grifols. 

Las tensiones no solo se dieron en las negociaciones internas. Inversionistas activistas, conocidos como ‘cazaopas’, aumentaron la presión sobre la farmacéutica exigiendo mejoras en su gobernanza y estrategia. Mientras tanto, Brookfield aseguró financiación para una opa potencial con el respaldo de fondos soberanos como Temasek y GIC, pero los obstáculos seguían acumulándose. 

Los grandes retos de Grifols 

Entre los mayores retos estaba la refinanciación de la deuda de 11.000 millones de euros de Grifols, que dependía de un acuerdo con bancos como Santander, Deutsche Bank, Société Générale y otros. Además, Brookfield condicionaba el trato a cambios en los estatutos de la empresa, como igualar los derechos entre las acciones A y B y eliminar el derecho de rescate de las acciones B en caso de opa de exclusión. 

El año no ha sido fácil para la farmacéutica. En enero, un informe de Gotham City levantó sospechas sobre su gobernanza y contabilidad. Desde entonces, el valor de mercado de Grifols ha caído más de un tercio, reflejando el impacto de las críticas y la incertidumbre en la gestión. 

Con el retiro de Brookfield, Grifols queda con importantes desafíos por delante, pero también con la oportunidad de reconstruir confianza y retomar el control de su narrativa en el mercado. 

 

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