Iberdrola ha anunciado un giro estratégico en su política de inversión, al reducir a la mitad su desembolso anual en energías renovables durante el próximo ejercicio. La compañía pasará de invertir 8.000 millones de euros a una cifra estimada entre 4.000 y 5.000 millones, según fuentes del grupo.
Este movimiento coincide con el objetivo de situar el negocio de redes como el principal motor de crecimiento. De hecho, Iberdrola tiene previsto destinar 21.500 millones de euros entre 2024 y 2026 a infraestructuras de distribución y transporte eléctrico.
El repliegue en energías limpias resulta especialmente llamativo por dos motivos: ocurre pocos días después del reciente apagón que afectó a buena parte del territorio nacional, y porque Iberdrola ha sido históricamente uno de los principales inversores mundiales en tecnologías verdes.
El cambio de estrategia responde a la necesidad urgente de modernizar las redes eléctricas, fundamentales para garantizar un suministro estable y eficiente en un entorno donde las renovables han ganado protagonismo. Con esta decisión, Iberdrola reconoce que el desarrollo de las infraestructuras es esencial para sostener la transición energética a largo plazo.
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