Inmocemento y Cox: Un inicio complicado en el mercado

Enrique Riquelme de Cox EnergyEnrique Riquelme de Cox Energy

Este jueves se cumple un mes desde que Inmocemento debutó en la bolsa como filial de FCC. La compañía comenzó su andadura en el parqué el pasado 12 de noviembre con un precio de referencia de 4,25 euros por acción. Sin embargo, no hubo celebraciones con el clásico toque de campana, y es que, tan solo minutos después de su debut, las acciones ya se dejaban cerca de un 10%. 

La evolución de los títulos de la inmobiliaria que agrupa el spin off de FCC, con activos de Metrovacesa, Realia y Jezzine Uno en el ámbito inmobiliario, y Cementos Portland Valderribas en el sector cementero, no ha sido la esperada. En este primer mes de cotización, las acciones han perdido más de un 23%. 

La reciente venta de la cementera Giant por 190 millones de euros a Heidelberg Materials North America no ha logrado levantar el ánimo en el mercado. Aunque esta operación, que se traduce en plusvalías de 137 millones de euros y valora a la empresa en cerca de 568 millones, fue anunciada a finales de noviembre, no ha tenido el efecto revulsivo que se esperaba. La venta forma parte de la estrategia de Inmocemento, que incluye también participaciones en la tunecina Société de Ciments d’Enfidha y en la estadounidense Giant Cement Holding. 

Un primer mes menos prometedor para Cox

Por otro lado, Cox, la compañía de servicios de agua y energía, también enfrenta un primer mes en el mercado menos prometedor de lo que se esperaba. Aunque la caída en sus acciones es más moderada, con una pérdida de poco menos del 5%, su debut tampoco ha sido fácil. En el proceso de colocación, Cox tuvo que reducir en dos ocasiones el tamaño de la operación, captando finalmente 185 millones de euros de los 200 millones previstos inicialmente. Aunque la compañía no ha sufrido la misma sangría que Inmocemento, su recorrido sigue siendo incierto. 

En una entrevista reciente, Enrique Riquelme, presidente ejecutivo de Cox, destacó que el objetivo de liquidez de la compañía es del 25%, un porcentaje que busca atraer el interés de fondos y grupos globales. Riquelme explicó que, a pesar de ser el principal accionista con un 65% del capital, está dispuesto a diluir su participación si la compañía crece de manera significativa. En sus palabras, «tras hacer toda la travesía por el desierto, ahora que empieza una nueva etapa, no voy a vender». 

Ambas compañías, con trayectorias distintas pero desafíos comunes, deberán lidiar con la falta de liquidez y las expectativas del mercado en un contexto económico complicado, esperando que el nuevo año traiga mejores resultados. 

Mal primer mes

La mala evolución en el primer mes de Inmocemento y Cox contrasta con el debut de Puig, la otra compañía que también dio el salto al mercado este año. En el caso de Puig, sus acciones subieron más de un 7% durante su primer mes como cotizada. Sin embargo, el resto del año ha sido complicado, y desde el toque de campana ha perdido más de un 20%. El último obstáculo que enfrentó fue la semana pasada, cuando tuvo que retirar algunos lotes de productos por problemas de calidad. 

Lo que distingue a Puig de Inmocemento y Cox, además de su mayor tamaño, que llevó a la primera al Ibex y deja a las otras dos, por ahora, en el Mercado Continuo, es el seguimiento que tiene por parte de los analistas. Mientras que Puig cuenta con el respaldo de hasta 16 casas de análisis (15 de las cuales recomiendan comprar sus acciones), Inmocemento y Cox aún no tienen cobertura, lo que dificulta emitir valoraciones debido a la falta de análisis fundamental publicado. 

 

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