Intel ‘congela’ la construcción de su esperada fábrica de chips

IntelIntel

Las buenas noticias no abundan en Alemania e Intel no cambia la tendencia. A la inestabilidad política, con el reciente triunfo de la ultraderecha en elecciones regionales y los vaivenes del gobierno en política migratoria, se suma una serie de señales negativas en la economía. La que fuera la locomotora de Europa sigue mostrando un crecimiento estancado tras la pandemia, mientras los problemas industriales acaparan los titulares casi semanalmente. Recientemente, Volkswagen anunció el cierre de plantas en el país por primera vez en más de 80 años, y BMW ha sufrido un golpe tras detectarse fallos en los sistemas de frenado de sus vehículos suministrados por Continental. En este contexto, otra noticia ha intensificado el pesimismo: Intel ha decidido aplazar la construcción de una gran fábrica de chips en Alemania.

Intel ha comunicado que el proyecto se retrasará unos dos años debido a la demanda del mercado. Esto se produce tras sorprender a los inversores con un informe de resultados negativo y anunciar planes para recortar unos 15.000 puestos de trabajo. Además, Intel ha pospuesto también la construcción de una planta en Polonia, aunque mantiene sus compromisos en Estados Unidos, con expansiones en Arizona, Nuevo México, Oregón y Ohio.

El proyecto alemán, que sería la mayor planta subvencionada bajo la Ley de Chips de la Unión Europea, está valorado en 30.000 millones de euros, con una dotación de 10.000 millones en subvenciones públicas, algo que ha generado polémica. Intel preveía la creación de 7.000 empleos en la construcción y 3.000 puestos de alta tecnología una vez operativa la fábrica en Magdeburgo. A las críticas sobre el costo de cada empleo para el contribuyente, la empresa respondió que «se crearán decenas de miles de empleos en diferentes sectores», según Reuters.

Decisión temporal de Intel

El canciller alemán Olaf Scholz ha afirmado que la decisión de Intel es temporal y que la empresa sigue comprometida con el proyecto. Por su parte, el ministro de Economía, Robert Habeck, ha reiterado la apuesta del país por la producción de semiconductores, una industria estratégica para Europa. Sin embargo, la decisión de Intel ha generado nuevas tensiones dentro de la coalición gobernante en Alemania. El ministro de Finanzas, Christian Lindner, ha sugerido que los fondos inicialmente destinados a Intel se utilicen para equilibrar las cuentas, una propuesta que Economía rechaza.

Estas tensiones internas son comunes en el gobierno de coalición, especialmente en el ámbito fiscal. El Tribunal Constitucional alemán dictó recientemente una sentencia que limita el uso de un fondo destinado a inversiones, lo que ha intensificado el debate sobre el freno de la deuda. Lindner, defensor de este límite constitucional, choca con figuras como Habeck, que abogan por flexibilizarlo para financiar inversiones clave en tecnología e infraestructuras.

© Reproducción reservada