La estadounidense Lyten, con sede en California, tiene interés en ampliar su presencia en el sector de las baterías eléctricas con un ambicioso plan de adquisición de los principales activos de la sueca Northvolt, valorados en 5.000 millones de dólares.
La operación de la que se hace eso el portal Híbridos y Eléctricos, y que aún estaría pendiente de concretar, supone la compra de instalaciones estratégicas en Suecia y Alemania, así como la totalidad de la propiedad intelectual de la compañía europea.
Northvolt, considerada hasta hace poco la gran esperanza europea para competir con los gigantes chinos del sector, entró en quiebra a finales del año pasado pese a haber recibido cerca de 1.000 millones de euros en fondos públicos.
El fracaso de su proyecto dejó en el aire fábricas clave y provocó la pérdida de cientos de empleos.
Ahora, la entrada de Lyten abre la puerta a reactivar parte de esa capacidad productiva y recuperar puestos de trabajo en las plantas afectadas.
La propuesta de compra incluye Northvolt Ett y Ett Expansion en Skellefteå (Suecia), Northvolt Labs en Västerås y Northvolt Drei en Heide (Alemania), esta última aún en construcción.
En total, la adquisición incorporaría una capacidad operativa de 16 GWh y otros 15 GWh en desarrollo.
Además, varios miembros del actual equipo directivo de Northvolt se integrarían en Lyten, garantizando la continuidad de parte del know-how europeo.
Relación de Lyten con Northvolt
Lyten no es ajena a los activos de Northvolt. En noviembre pasado adquirió las instalaciones de la filial californiana Cuberg y, en julio de este año, sumó a su portafolio la planta polaca Northvolt Dwa ESS, especializada en almacenamiento estacionario de energía.
Con esta nueva operación, la empresa refuerza su posición global y da un golpe de efecto en el mercado europeo.
El anuncio llega pocas semanas después del acuerdo arancelario y de cooperación comercial firmado entre América del Norte y Europa, lo que añade un componente estratégico a la transacción.
Para la UE, el interés de Lyten representa una oportunidad de mantener parte de la producción en territorio europeo y reducir el impacto del colapso de Northvolt, mientras intenta cerrar la brecha tecnológica con China en el mercado de baterías eléctricas.
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