El histórico banco italiano Monte dei Paschi di Siena (MPS) podrá avanzar en su propuesta de fusión con Mediobanca, tras confirmarse que el Gobierno de Italia no ejercerá la denominada “acción de oro”, un mecanismo que le permite bloquear la operación.
Este paso despeja el camino para que MPS continúe con su ambiciosa oferta de 13.300 millones de euros, que busca formar un nuevo gigante bancario nacional.
La operación, planteada como un intercambio de acciones, propone que los accionistas de Mediobanca reciban 23 títulos de MPS por cada 10 que posean de la entidad milanesa.
Esto valora cada acción de Mediobanca en 15,992 euros, con una prima del 5,03% sobre su cotización previa a la oferta.
Para seguir adelante, MPS necesita lograr una aceptación mínima del 66,67% de los derechos de voto.
Desde Siena, MPS subrayó que la fusión permitiría consolidar un nuevo líder en el sistema bancario italiano.
Además de los beneficios de escala, la integración potenciaría el aprovechamiento de los activos fiscales diferidos (DTA) acumulados por MPS, estimados en 2.900 millones de euros.
La mayor base impositiva del grupo resultante permitiría utilizar estos activos a razón de 500 millones anuales durante seis años, lo que fortalecería su posición de capital.
Tras la función con Mediobanca
MPS estima que la combinación generaría sinergias por 700 millones de euros al año, repartidas entre ingresos, reducción de costes y ahorros financieros. Se espera que la ampliación de la oferta de productos, la eficiencia operativa y la racionalización de funciones centrales contribuyan a este objetivo.
Sin embargo, los costes de integración no son menores: se calculan en 600 millones de euros brutos durante el primer año.
A pesar del entusiasmo de MPS, la dirección de Mediobanca rechazó la propuesta en enero, calificándola de “fuertemente destructiva en valor”.
La disparidad entre ambas entidades, incluida una capitalización de mercado un 40% superior por parte de Mediobanca, ha generado dudas sobre la viabilidad y el equilibrio de la fusión.
La última palabra, en cualquier caso, la tendrán los accionistas.
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