Portugal rechazó la posible adquisición de Novo Banco por parte de CaixaBank, según revela el Diário de Notícias.
El ejecutivo luso ve con recelo la operación, por lo que –según la prensa portuguesa– ya adelantó contactos formales con autoridades españolas y la entidad catalana.
El entorno del primer ministro Luís Montenegro habría trasladado su “desagrado” al ministro español de Economía, Carlos Cuerpo, y al CEO de CaixaBank, Gonzalo Gortázar.
La inquietud gira en torno a una cuestión de equilibrio: actualmente, las entidades españolas ya concentran más de un tercio del mercado bancario portugués, una cifra que el ministro de Finanzas, Joaquim Miranda Sarmiento, considera que no debería crecer más.
“Por una cuestión de concentración y de dependencia, ese valor no debería aumentar”, afirmó a la televisión pública RTP.
La banca española ya goza de una fuerte implantación en Portugal. CaixaBank controla BPI desde 2018, mientras Santander lidera el segmento privado tras múltiples adquisiciones desde su desembarco en 1988.
A ellos se suma Abanca, que en 2024 compró Eurobic y escaló hasta el séptimo puesto en el sistema financiero del país.
Novo Banco en Portugal
Novo Banco sigue siendo una pieza sensible del panorama bancario portugués.
Creado tras la quiebra del Banco Espírito Santo (BES), su control está dividido entre el fondo estadounidense Lone Star, con el 75% del capital, y el Fondo de Resolución portugués, que mantiene el 25% restante tras recibir una ayuda estatal de 3.900 millones de euros.
La operación de rescate pretendía salvar los activos viables del extinto BES, cuya implosión dejó un agujero de 18.000 millones y un proceso judicial en marcha con 2.000 víctimas reconocidas.
El rechazo del Ejecutivo luso a una posible venta a CaixaBank no solo responde a criterios de mercado, sino también a una lectura estratégica.
La idea es evitar un desequilibrio excesivo en el control foráneo del sistema financiero. Una postura que, por ahora, congela las aspiraciones de la entidad catalana en el país vecino.
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