El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, rechazó de forma contundente cualquier posibilidad de integración con Banco Sabadell o Unicaja, en medio de los rumores de posibles fusiones en el sector bancario español.
“Claramente es un rotundamente no”, afirmó durante su intervención en el Foro del Noroeste, organizado por Prensa Ibérica en Santiago de Compostela.
Escotet defendió la necesidad de mantener la independencia del modelo de negocio y la gobernanza de Abanca, principios que, según señaló, guían las diez adquisiciones que la entidad suma hasta el momento.
“Eso para nosotros es absolutamente diferencial”, recalcó.
Aunque reconoció que la escala actual de Abanca permite “explorar cualquier tipo de oportunidad”, aclaró que ninguna operación se considerará si no respeta los pilares estratégicos del banco.
Esta postura coincide con las recientes especulaciones sobre la búsqueda de Sabadell de un “caballero blanco” para frenar la OPA de BBVA, hipótesis que situaba a Abanca como uno de los posibles aliados, escenario que ya ha sido desmentido por la entidad gallega.
La apuesta de Abanca
Escotet también aprovechó para esbozar la ambición de Abanca de posicionarse entre los cinco mayores bancos ibéricos para 2030, “probablemente antes”, a través del plan estratégico 2025-2027.
Actualmente, la entidad ocupa el séptimo puesto en España y Portugal.
En ese camino, destacó que en noviembre se completará la integración tecnológica de EuroBic, banco portugués adquirido en 2021.
Sobre el proceso de concentración bancaria en España, el presidente de Abanca consideró que todavía “hay espacio para nuevas concentraciones” sin que esto afecte negativamente a la competencia.
En su opinión, “la banca española tiene una altísima capilaridad” que la mantiene competitiva, y añadió: “no hay nada parecido en Europa a los modelos bancarios que tenemos en España”.
Respecto al contexto internacional, Escotet advirtió que la “volatilidad llegó para quedarse”, señalando al expresidente estadounidense Donald Trump como uno de los factores que condicionan la previsibilidad global.
Sin embargo, también vio en esta coyuntura una “gran oportunidad para Europa”, especialmente en el refuerzo de las relaciones con América Latina.
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