El Banco Sabadell se encuentra en el centro de una operación estratégica que podría redefinir su futuro inmediato. Mientras el BBVA sopesa si continúa adelante con su opa hostil, la entidad catalana analiza las últimas ofertas por su filial británica, TSB, que han sido presentadas este viernes. Los dos finalistas en la puja son Santander UK y Barclays, cuyos planteamientos superan los 2.000 millones de euros y podrían decidir no solo el destino de TSB, sino también el desenlace de la ofensiva de BBVA.
El proceso de venta de TSB, adquirido por Sabadell en 2015 por 2.300 millones, se ha intensificado en un contexto financiero y político especialmente delicado. Goldman Sachs, asesor del Sabadell tanto para esta operación como para la defensa frente a la opa, está evaluando las condiciones de las ofertas junto al consejo del banco. La decisión final se tomará en los próximos días, aunque, en cumplimiento de la normativa de opas, deberá ser refrendada más adelante por una junta extraordinaria de accionistas.
En el frente comprador, Santander, que recientemente vendió su filial en Polonia con plusvalías de 2.000 millones, busca ampliar su presencia internacional, aunque su foco principal sigue puesto en Estados Unidos y México. Por su parte, Barclays ha apostado por reforzar su presencia en el mercado minorista británico, como demuestran sus adquisiciones recientes de Kensington Mortgages y Tesco Bank.
Desde el Sabadell, el consejero delegado, César González-Bueno, ha insistido en que la operación no responde a una estrategia de defensa —lo que se conoce en la jerga financiera como una poison pill—, sino que forma parte de una decisión estratégica a largo plazo. Según ha declarado, TSB solo se venderá si el precio ofrecido supera la valoración que el mercado otorga actualmente a la filial.
Tras años de dificultades, especialmente tras la fallida migración tecnológica en 2018 que provocó un impacto negativo de 384 millones y una multa de 55 millones del regulador británico, TSB ha vuelto a beneficios sólidos. En 2024, obtuvo 208 millones de euros de beneficio, un 20% más que el año anterior, y aportó 253 millones a los resultados del grupo, el mayor aporte desde su adquisición.
Si la venta se consuma, se convertirá en uno de los ejes del nuevo plan estratégico que el Sabadell presentará el próximo 24 de julio. El banco ya ha adelantado que los ingresos derivados de la operación, siempre que la ratio de capital CET1 fully loaded supere el 13%, se destinarán íntegramente a retribuir al accionista mediante dividendos o recompras de acciones.
El calendario juega un papel crucial: si la junta extraordinaria de accionistas se convoca pronto, la votación final sobre la venta de TSB podría tener lugar a comienzos de agosto. Para entonces, es probable que ya se haya iniciado el periodo de aceptación de la opa del BBVA, que dependerá a su vez de si el banco vasco decide seguir adelante tras revisar las condiciones impuestas por el Gobierno, que incluyen el mantenimiento de una independencia jurídica y operativa entre ambas entidades durante al menos tres años.
Mientras tanto, los accionistas, los mercados y los reguladores observan con atención. El desenlace de esta operación podría marcar un punto de inflexión para el sector bancario español.
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