Se queda en manos españolas: Sidenor y Trilantic acuerdan la compra de Talgo

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El grupo siderúrgico Sidenor cerró un acuerdo con el fondo británico Trilantic para adquirir su participación en Talgo, el reconocido fabricante de trenes.

La operación, que asciende a 177 millones de euros, permitirá que el control de la compañía ferroviaria pase a manos del consorcio vasco conformado por Sidenor, las fundaciones bancarias BBK y Vital, y el fondo público Finkatuz.

La Diputación Foral de Álava confirmó la transacción en un comunicado oficial.

Para lograr el acuerdo, Sidenor mejoró su oferta inicial, que había sido fijada en 4,15 euros por acción.

Finalmente, la parte fija se incrementó hasta los 4,25 euros por título, lo que supone un desembolso de 156,7 millones de euros.

Además, se pactó un pago adicional de 0,55 euros por acción en 2027, condicionado al cumplimiento de ciertos objetivos financieros por parte de Talgo.

Si estos requisitos se cumplen, la cifra total de la operación alcanzará los 177,7 millones de euros.

Las partes implicadas informarán próximamente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), aunque la Diputación de Álava ya hizo pública la noticia.

Asimismo, el consejero de Industria del Gobierno Vasco, Mikel Jauregi, está brindando una rueda de prensa en Bilbao para explicar los detalles de la operación.

Uno de los puntos clave del acuerdo es el traslado de la sede social de Talgo de Madrid al País Vasco, una condición exigida por el Ejecutivo autonómico para participar en la compra con una aportación de aproximadamente 45 millones de euros, según ha revelado El Correo.

El Gobierno celebra por Talgo

El respaldo del Gobierno español fue determinante en la operación. El Ejecutivo central, en coordinación con el Gobierno vasco, mostró su preferencia por la oferta del consorcio nacional, lo que influyó en la decisión del fondo polaco PFR y la empresa india Jupiter Wagons de no seguir adelante con sus intentos de compra.

Con esta adquisición, el Gobierno logra mantener Talgo en manos de inversores españoles, alineándose con su estrategia de proteger empresas consideradas estratégicas.

Esta política ya se había reflejado anteriormente en la negativa a la oferta de la húngara Magyar Vagon y en la búsqueda de un inversor alineado con sus intereses, como José Antonio Jainaga.

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