Stellantis ‘congela’ la producción del Fiat 500 eléctrico

Fiat 500 eléctricoGetty

El sector automovilístico europeo atraviesa uno de sus peores momentos. Volkswagen, a principios de este mes, anunció el cierre de fábricas en Alemania por primera vez en 87 años, además de iniciar la eliminación de protecciones laborales para facilitar despidos. Por su parte, Volvo ha renunciado a su objetivo de vender exclusivamente coches 100% eléctricos para 2030. Estas decisiones reflejan el impacto de la desaceleración en la adopción de vehículos eléctricos y la creciente dificultad de la industria europea para competir con los fabricantes chinos de automóviles electrificados.

Stellantis es la última empresa afectada, habiendo anunciado la suspensión temporal de la producción del Fiat 500 eléctrico. La compañía informó a los sindicatos que la producción se detendrá por cuatro semanas, hasta el 11 de octubre, debido a la debilidad del mercado automovilístico europeo. Según el comunicado, «la falta de pedidos y las dificultades del mercado europeo de eléctricos» son las principales razones de la medida, afectando especialmente a las automovilísticas del continente.

La empresa, fruto de la fusión entre Fiat Chrysler Automobiles y PSA Group en 2021, asegura que está «trabajando intensamente para gestionar esta difícil fase de transición». Los sindicatos han aceptado con resignación la paralización, que comenzará el viernes. Este parón se suma al descenso de producción en la planta de Turín, donde este año se han fabricado 18.500 coches, frente a los 52.000 del mismo período en 2023, lo que representa una caída del 83%. De continuar este ritmo, la producción de 2024 podría rondar los 20.000 vehículos, lejos de los 200.000 necesarios para mantener la planta operativa.

Fiat 500 eléctrico

Stellantis

A esto se suma la caída del 32% en las matriculaciones de Stellantis en Italia en agosto, debido tanto al fin de los incentivos para la compra de eléctricos como a la crisis global del sector. La compañía ha manifestado su intención de transformar el complejo de Mirafiori en un centro global de innovación y desarrollo, una medida crucial para afrontar los retos de la transición hacia la movilidad sostenible.

Este anuncio llega poco después de que Volkswagen comenzara a retirarse del acuerdo de protección laboral que mantenía desde hace tres décadas, indicando que la protección terminará el 30 de junio de 2025. Este cambio, que ha generado tensiones con los sindicatos, responde a las actuales dificultades económicas que enfrenta la empresa.

Por otro lado, Volvo también ha modificado su estrategia, abandonando su compromiso de vender solo vehículos eléctricos para 2030. Ahora, su objetivo es que entre el 90% y el 100% de sus ventas sean de coches eléctricos o híbridos enchufables, reflejando un ajuste a las nuevas condiciones del mercado.

La compleja situación de Volkswagen, junto con las decisiones de Stellantis y Volvo, pone de manifiesto los desafíos que enfrenta la industria automotriz europea. En un contexto de alta inflación y reducción de subsidios para coches eléctricos en países como Alemania y Suecia, las ventas de automóviles aún no han recuperado los niveles previos a la pandemia. Empresas como Stellantis, Renault y Volkswagen operan a pérdidas en algunas de sus plantas, lo que añade presión a un sector en plena transformación.

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