Stellantis está decidido a adoptar el enfoque de bajo coste de los fabricantes chinos de vehículos eléctricos (VE), a pesar de las barreras comerciales que Europa y EE. UU. han impuesto. Según su CEO, Carlos Tavares, estos aranceles son una «trampa» que protegen a los fabricantes occidentales de la dura realidad: los chinos producen VE hasta un 30% más baratos.
En lugar de depender de esa protección, Tavares cree que la mejor estrategia es “actuar como los chinos”, una mentalidad que impulsó a Stellantis a adquirir un 21% de Leapmotor, un fabricante chino de VE, el pasado octubre. Este acuerdo otorga a Stellantis acceso a la tecnología de Leapmotor y derechos exclusivos para fabricar sus VE fuera de China.
Un reto difícil para Stellantis
Sin embargo, el reto no es sencillo. Stellantis, al igual que otros fabricantes, tiene que navegar entre las diferentes regulaciones y enfoques de Europa y Estados Unidos hacia la tecnología china. En Europa, los coches eléctricos chinos ya están ganando terreno, con fabricantes como Volkswagen asociándose con la china Xpeng para producir VE más asequibles. No obstante, en EE. UU., las cosas son mucho más complicadas. La administración Biden ha impuesto un arancel del 100% a los VE chinos y ha promovido leyes como la Ley de Reducción de la Inflación, que favorece la producción local.
Además, las tensiones políticas hacen que este tipo de asociaciones sean aún más delicadas en territorio estadounidense. Por ejemplo, el senador Marco Rubio criticó duramente a Ford por planear una planta de baterías en Michigan con tecnología licenciada de la empresa china CATL. Tavares también señala que los aranceles crean un problema al proteger a las empresas de la necesidad de reducir precios. Esto retrasa la competitividad.
A pesar de las diferencias entre ambos mercados, Stellantis mantiene su compromiso con los objetivos de electrificación para 2030: 100% de ventas de VE en Europa y 50% en EE. UU. Tavares está confiado en que modelos más asequibles, como el Citroën e-C3. Que se lanzará con un precio inicial de 20.000 euros y los VE de Leapmotor, le permitirán mantenerse competitivo.
Sin embargo, algunos analistas creen que simplemente imitar la tecnología china no será suficiente. Moshiel Biton, CEO de la compañía israelí de materiales para baterías Addionics, cree que los fabricantes deben innovar, o corren el riesgo de quedarse atrás: “La innovación es clave. Si solo copian, no podrán competir con los chinos en costes”.
Con sus asociaciones estratégicas y su visión clara, el fabricante busca equilibrar la competencia global mientras sortea las barreras comerciales en ambos continentes.
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