La «revisión estratégica» anunciada por Telefónica bajo la dirección de su presidente Marc Murtra tiene un enfoque claro: Hispanoamérica. Este mercado, que desde hace años ha dificultado la plena recuperación de la compañía, ha mostrado unos resultados negativos, con unas pérdidas de 2.432 millones de euros en 2024, según el saldo de pérdidas y beneficios de los países de la región, excluyendo Brasil. Si bien algunos mercados como Ecuador, Venezuela y Uruguay registraron ganancias, los resultados negativos de Argentina, Perú, Chile, Colombia y México no fueron suficientes para contrarrestar la debilidad generalizada. La alta competencia y las exigencias inversoras en áreas como banda ancha fija y móvil han llevado a Telefónica a replantearse su estrategia, con la posibilidad de una salida de la región.
Cada país latinoamericano presenta una idiosincrasia única, lo que hace que no se pueda aplicar una solución única a toda la región. En este sentido, Laura Abasolo, directora General de Finanzas y Control de Telefónica, y responsable de Hispanoamérica. Señaló en febrero que la venta de la filial argentina fue realizada «en el mejor momento posible».
Telefónica no venderá sus activos
Telefónica tiene claro que no venderá sus activos de manera impulsiva; las desinversiones se harán solo cuando sean estratégicamente interesantes tanto para la empresa como para sus accionistas. Entre 2019 y 2021, la empresa obtuvo ingresos extraordinarios por la venta de filiales en Costa Rica (455 millones), Guatemala (293 millones), El Salvador (277 millones), Nicaragua (390 millones) y Panamá (573 millones), alcanzando un total de 2.265 millones de euros.
En menos de 20 días, Telefónica ha cerrado la venta de la filial argentina, lo que ha generado unos 1.190 millones de euros. Además, no se espera que el gobierno de Javier Milei revierta la transacción, ya que el dinero ya está en la caja de la teleco desde el 24 de febrero. La empresa ha seguido con su estrategia de salida al anunciar también la venta de su filial en Colombia. En un acuerdo con Millicom para la compra del 67,5% de Coltel por 368 millones de euros.
Ingresos de más de mil millones
Estas dos últimas operaciones aportarán a Telefónica un total de 1.558 millones de euros en ingresos extraordinarios, aunque aún está pendiente la obtención de permisos regulatorios en Colombia. Telefónica ha indicado que estos fondos se destinarán principalmente a reducir su deuda y a consolidar el pago de dividendos, dos objetivos clave para la empresa. Además, se deja abierta la posibilidad de usar estos recursos para inversiones en mercados estratégicos. Así como en mejoras de capacidades competitivas y redes. Telefónica no descarta, en este sentido, participar en el mercado de fusiones y adquisiciones en Europa. Así lo señaló Murtra en el reciente Mobile World Congress.
El presidente de Telefónica destacó que es el momento de permitir a las grandes empresas europeas de telecomunicaciones consolidarse y crecer para mejorar su capacidad tecnológica. Si los fondos obtenidos de las ventas de activos en Argentina y Colombia se utilizan para reducir la deuda, Telefónica podría reducir su pasivo en un 5,7%. Pasando de los 27.161 millones de euros a 25.603 millones de euros a mediados de marzo.
Teoría del ‘caballo muerto’
Fuentes cercanas a las dificultades de Telefónica en Hispanoamérica apoyan la decisión de la empresa de vender activos en la región. Según estas fuentes, no solo se evitarían futuros lastres, sino que se generarían recursos que podrían reinvertirse en mercados más prósperos. Este tipo de decisiones se basan en la conocida teoría del caballo muerto. Aplicada al mundo empresarial, sugiere que cuando una empresa está claramente en declive, lo mejor no es intentar salvarla, sino “enterrarla y olvidarse del animal”. Esta parece ser la lección aprendida por Murtra, quien ha llevado a cabo una serie de desinversiones estratégicas en los últimos meses.
En cuanto a la plantilla, Telefónica emplea a 27.570 trabajadores en Hispanoamérica, casi un tercio de su plantilla global de 100.000 empleados. La salida de la región reducirá en más de un 27% la estructura laboral del grupo, un ajuste significativo en su operación global.
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