Food Delivery Brands, grupo propietario de Telepizza, ha regresado a los números rojos tras un 2023 marcado por la entrada de los bonistas en su accionariado y la salida de KKR, después de la aprobación judicial de su plan de reestructuración. Si en 2023 cerró con un beneficio de 39,1 millones de euros, el último ejercicio se ha saldado con pérdidas de 48,19 millones. Como ha adelantado elEconomista.
Las previsiones de la compañía, dirigida por Rafael Herrero, apuntaban a 300 millones de ingresos consolidados, pero la facturación real se quedó en 249,9 millones, un 18% menos que en el ejercicio anterior. Una parte importante de este deterioro procede de las filiales de México y Ecuador, cuya venta se había pactado en 2024 pero finalmente se frustró “al no cumplirse las condiciones suspensivas acordadas”.
El grupo ya había dado pasos firmes para reducir su exposición en Latinoamérica. En febrero anunció el cierre de sus cien locales en Chile y la liquidación de la filial. Además, transfirió a Yum! los 560 locales de Pizza Hut que operaba bajo masterfranquicia en la región y recortó 170 puntos de venta de Pollo Campero en Centroamérica. Con ello, dejó en venta unos 600 establecimientos en Chile, Colombia, Ecuador y México.
La red global de Telepizza pasó de 2.368 locales en 2022 a 2.180 en 2024 y, tras estas desinversiones, se ha reducido a unos 1.600 establecimientos activos. La estrategia ahora pasa por concentrarse exclusivamente en España, Portugal e Irlanda.
En España, donde se genera el 60% del negocio (148,7 millones), también se registraron pérdidas de 24,8 millones. La empresa argumenta que el resultado negativo responde a que el mercado nacional soporta el gasto financiero del grupo y las amortizaciones de activos intangibles. Sin estos efectos contables, subraya, el ebitda operativo se mantiene en positivo.
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