La Administración de Donald Trump ha encendido una nueva guerra comercial al anunciar un aumento de aranceles que afecta directamente a la industria automovilística alemana. Los grandes fabricantes del sector, como el Grupo Volkswagen, Mercedes-Benz y BMW, sufrirán las consecuencias de estas nuevas tasas, que encarecerán la exportación de vehículos a Estados Unidos, su segundo mayor mercado después de China.
Impacto en los gigantes alemanes
Mercedes-Benz es el grupo más expuesto a este cambio. La compañía con sede en Stuttgart genera casi un tercio de su negocio en EE.UU., con unos ingresos de 41.186 millones de euros en 2024. Pese a ello, cuenta con una ventaja: más del 30% de los coches que vende en el país se fabrican allí, lo que mitiga el impacto de los aranceles.
Por su parte, Volkswagen, el mayor fabricante del mundo, facturó en EE.UU. 67.712 millones de euros en 2024. La compañía vendió 727.119 vehículos, un 2% más que el año anterior. Su filial Porsche, que logró entregas récord de 76.167 unidades, será una de las más afectadas por la nueva política, ya que sus coches estarán gravados con un arancel del 25% a partir del 3 de abril.
El Grupo BMW, aunque menos dependiente del mercado estadounidense, también se verá afectado. Sus ingresos en EE.UU. cayeron un 15% interanual en 2024, hasta los 27.048 millones de euros. Sin embargo, sus ventas se mantuvieron estables con 397.652 vehículos vendidos, lo que representa el 16,2% del total de sus entregas globales.
Un negocio de 44.700 millones en juego
Según la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA), el comercio de automóviles entre Alemania y EE.UU. movió en 2024 44.700 millones de euros, con exportaciones alemanas de 36.800 millones y compras a EE.UU. por 7.900 millones.
La industria automovilística alemana emplea en EE.UU. a 138.000 trabajadores, de los cuales 48.000 pertenecen a los fabricantes y 90.000 a proveedores. Solo en 2024, las marcas germanas produjeron más de 844.000 vehículos en suelo estadounidense, la mitad de los cuales fueron exportados a otros mercados.
Desde la patronal Anfac, los fabricantes españoles han restado importancia al impacto de los nuevos aranceles en España, dado que en 2024 no se exportó ningún vehículo a EE.UU. Sin embargo, han criticado la medida, argumentando que «ninguna batalla comercial beneficia al consumidor ni a la industria».
Este nuevo episodio de proteccionismo comercial vuelve a tensar las relaciones entre EE.UU. y la Unión Europea, poniendo en jaque a una de las industrias más potentes del continente. Ahora, los fabricantes alemanes deberán decidir cómo afrontar este desafío en un contexto cada vez más complejo.
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