El Ministerio de Economía ha enviado a Bruselas su primer informe de progreso anual, donde detalla las previsiones económicas hasta 2028, tras aplicar las reformas comprometidas en el Plan Fiscal Estructural de octubre pasado. Entre las medidas más destacadas, se encuentra la reducción progresiva de la jornada laboral a 37,5 horas, una reforma que, según el informe, influirá de manera importante en la evolución de los salarios y el poder adquisitivo de los trabajadores.
El Gobierno proyecta un crecimiento moderado de los salarios en los próximos años. Se espera que la remuneración por trabajador aumente un 2,9% en 2026, un 2,24% en 2027 y un 2,6% en 2028. Estos aumentos son más bajos que los de años anteriores, debido a una moderación generalizada de los precios y a la reforma de la jornada laboral, que podría influir en las negociaciones salariales a nivel nacional.
La inflación se prevé estabilizada, lo que permitirá una ganancia de poder adquisitivo para los trabajadores, aunque en menor medida que en el pasado. De hecho, entre 2018 y 2024, la revalorización salarial permitió que los sueldos, impulsados por el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y la negociación colectiva, compensaran parcialmente las pérdidas derivadas de la crisis inflacionaria impulsada por la guerra en Ucrania. Para este año, se proyecta que los sueldos aumenten un 3,7%, mientras que la inflación sigue moderada, con un 2,2% de aumento de los precios.
El Gobierno también ha destacado la importancia de la rotación laboral en ciertos sectores, especialmente aquellos con dificultades para encontrar mano de obra cualificada. Esta falta de personal cualificado ha generado un aumento en las remuneraciones en algunos ámbitos, lo que ha llevado a una proyección de crecimiento del 5,3% en la remuneración total de los trabajadores para los próximos tres años, aunque este aumento se estima inferior al registrado en 2023, cuando las remuneraciones crecieron más de un 9%.
Por otro lado, el Ministerio de Trabajo ha iniciado una mesa de negociación sobre la transposición de la directiva europea de salarios mínimos, con el fin de establecer un umbral mínimo que permita ajustar los salarios a un 60% del salario medio. Esta medida, según los expertos, podría generar subidas automáticas anuales en el SMI, lo que podría tener un impacto significativo en las futuras negociaciones colectivas.
La reducción de la jornada laboral y su impacto en los salarios serán un tema central en las negociaciones laborales de los próximos meses, cuando las patronales y los sindicatos se sienten para definir las bases del nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva. La incertidumbre sobre cómo evolucionará la jornada laboral hasta 2028 añade un elemento de complejidad a las negociaciones, especialmente para las empresas de menor tamaño, que aún no tienen claro cómo impactará la reforma en sus operaciones.
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