La reciente propuesta del Gobierno para reducir la jornada laboral de 40 a 38,5 horas semanales este año y a 37,5 horas a partir del 1 de enero de 2025 ha generado una controversia significativa en el ámbito económico y empresarial de España. Esta medida, presentada como parte de una propuesta de máximos al diálogo social, ha sido rechazada por las patronales CEOE y Cepyme debido a su potencial impacto negativo en las empresas y, por extensión, en toda la economía.
Según los expertos, esta reducción de la jornada laboral podría restar 2,6 puntos al crecimiento del PIB y 3,4 puntos al del empleo a largo plazo, lo que se traduce en la creación de 722.000 empleos menos de lo previsto en los próximos cinco años. La clave de este impacto radica en que la reducción de las horas de trabajo sin una correspondiente disminución de los salarios incrementará en un 1,5% la participación de los salarios en el PIB para finales de 2025. Este incremento en los costes salariales obligará a las empresas a elevar los precios y frenar la contratación, afectando negativamente la reducción del desempleo.
Repercusiones
El cambio inmediato del tope legal de horas laborales impedirá a la mayoría de las empresas negociar soluciones con sus plantillas para adaptarse, ya que la propuesta no contempla medidas tributarias como ajustes en las cotizaciones que podrían mitigar el golpe. Estas previsiones han sido publicadas en el Observatorio Trimestral del Mercado de Trabajo por BBVA Research y Fedea, coordinado por Rafael Doménech y Florentino Felgueroso. Según el estudio, el aumento estimado de los costes laborales debido al recorte del tiempo de trabajo restará alrededor de 0,7 puntos al crecimiento medio anual del PIB durante 2024 y 2025, y 0,8 puntos al crecimiento anual del empleo.
Este impacto pone en peligro las previsiones del Gobierno para los próximos dos años. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, espera un aumento del 4,1% en la ocupación durante este periodo, con la creación de 507.000 empleos en 2024 y 368.000 en 2025. Sin embargo, la reducción de la jornada laboral podría mermar este pronóstico en 1,6 puntos porcentuales, reduciendo la creación de empleo a 545.000, un 37% menos de lo previsto.
El impacto de esta medida no se limitará a los próximos dos años, sino que repercutirá en el crecimiento económico a largo plazo. En un escenario de cinco años, la economía podría crecer 2,7 puntos menos y el empleo 3,4 puntos por debajo del escenario inicial. Esto se traduciría en 722.000 empleos menos, lo que equivale a una disminución del 34% en la creación de empleo prevista en términos absolutos. Este retroceso en la creación de puestos de trabajo resultará en una tasa de paro 2,4 puntos más alta.
Más consecuencias…
A pesar de la desaceleración del empleo, las empresas podrían contener el impacto en los costes laborales unitarios a 0,5 décimas y mejorar la productividad en 0,8 décimas adicionales, aunque esto se debe a un peor comportamiento de la ocupación respecto al PIB. Esta contradicción con las expectativas del Ejecutivo y los sindicatos, que defienden que la reducción de horas laborales mejorará la productividad y creará empleo, genera un debate sobre la efectividad de la medida.
El objetivo de los sindicatos CCOO y UGT es llegar a una jornada de 32 horas, una meta que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no descarta como siguiente paso en la próxima década. Sin embargo, el estudio subraya que el futuro económico de España dependerá de cómo las empresas compensen el incremento de los costes laborales derivados de la reducción de la jornada.
En resumen, la reducción de la jornada laboral plantea un desafío significativo para la economía española. La medida, aunque bien intencionada, podría tener consecuencias adversas a corto y largo plazo si no se gestionan adecuadamente sus implicaciones. Las empresas, el Gobierno y los sindicatos deberán colaborar estrechamente para encontrar soluciones que minimicen los impactos negativos y maximicen los beneficios potenciales de una jornada laboral más corta.